Un guión recurrente
Luis César destacó el empate en El Molinón, el cual habríamos firmados antes del partido, pero las facilidades defensivas, generando el peligro del rival, no nos deja disfrutarlo.
Cuatro de 15. El Real Valladolid ha bajado su rendimiento. Sigue conce di end con alegría, es un drama, y no marca con tanta facilidad. Suma cinco partidos sin ganar (cuatro empates y una derrota) que le empiezan a alejar de la zona noble. El Huesca de Rubi, líder, se escapa a seis puntos y el sexto se coloca a tres.
Psicosis antes del 10’. Y es que la defensa blanquivioleta haría bien en pasar por el diván del director deportivo, Miguel Ángel Gómez, psicólogo de formación, para explicar qué le pasa a un equipo que en cinco de los últimos siete partidos ha encajado antes del minuto 10. Ayer, en el cinco, en otro desajuste en la banda izquierda y la habitual falta de contundencia defensiva. Gran Masip. El portero catalán se redimió de su error ante el Nàstic y mantuvo a su equipo en el partido pese a los continuos regalos de su defensa, sobre todo, al uruguayo Santos que contó con dos mano a mano. Tampoco Scepovic, ni Alex Pérez acertaron. Cuatro cambios. Luis César lo tuvo claro durante la semana y ya el miércoles ensayaba con el once que salió ayer. Se caían tres de los cuatro canteranos (Calero, Ángel y Anuar), más Óscar Plano. Defensivamente, el equipo no mejoró, concedió oportunidades clarísimas que pudieron dejar sentenciado el partido antes del descanso. Otro gol a balón parado. Las dificultades del equipo blanqu violeta también para hacer goles en jugada dinámica empiezan a ser evidentes en las últimas jornadas. Suma cinco partidos seguidos sin hacerlo. De los seis goles que ha marcado en esos cinco encuentros, tres se consiguieron de penaltis, dos de corners y uno de falta. La venganza de Luismi. El sevillano estaba como loco por jugar este partido y marcar al equipo de Herrera. Lo poco que contó con él el extécnico pucelano hizo que en la Tertulia de la SER y AS hace casi dos meses afirmara: “Espero jugar en Gijón y marcar”. Lo cumplió.
Mariño, clave. Tanto perdonó el Sporting que el Real Valladolid tuvo oportunidades para empatar e, incluso, ganar en los últimos minutos. El exportero pucelano sacó dos manos impresionantes a sendos remates de cabeza de Borja, que en el segundo no daba crédito. También Míchel vió como Mariño sacaba una gran mano para despejar a córner un gran lanzamiento desde fuera del área.