Sampedro debe parar la hemorragia

Son ya 14 las jornadas disputadas, un tercio de la Liga. Los números no salen. Con 60 puntos al final de la temporada da para un puesto en la zona media de la tabla, para nada más. Hay consenso en torno a la calidad de la plantilla, a las variantes de las que dispone el técnico. Es indiscutible que el Valladolid, ofensivamente, ha saldado este primer tercio de la temporada con nota, siendo el máximo goleador de la categoría. Pero hay algo indiscutible y que no se va a poder resistir por mucho más tiempo y es que el equipo defiende de pena. Lo hace mal en las jugadas que se resuelven en el área, sin marcas al hombre y se convierte en un coladero cuando pierde balones en el centro del campo y los espacios a la espalda y a los costados son espectaculares para que les aproveche el rival. A todo eso hay que unir unos errores individuales groseros que penalizan más. El Valladolid, atrás, es un desastre, digan lo que digan Sampedro, Agamenón o su porquero. Es un clamor.

Han cambiado los hombres y los nombres, han cambiado los rivales, los estadios, la hora de los partidos, el clima, pero la evidencia de ser el segundo equipo más goleado de la categoría y de empezar casi siempre los partidos encajando un gol en las primeras jugadas continúa inalterable y no se va a poder soportar más por mucho tiempo. Luis

César no es nuevo en esto y es consciente de que el tiempo apremia. La cita del sábado ante el Oviedo se antoja como fundamental para saber cómo será el camino posterior. Por cierto, enhorabuena a Anuar. Su compromiso y humildad le han traído esta recompensa.