AS (Valladolid)

Diego ‘El Cigala’ “Se me rompe el corazón cada vez que pierde el Real Madrid”

CAFÉ, COPA Y FÚTBOL Llega El Cigala a Las Estaciones de Juan con su melena azabache y su baño de oro. La sonrisa ancha de un gitano de Madrid. Artista castizo, jondo, rey del bolero, tanguero y salsero. Un corazón salvaje que a veces se encoje con su que

- A. MÉRIDA / G. POSE

En su último disco, ‘ Indestruct­ible’, incluye una versión del mítico ‘Se nos rompió el amor’, de Rocío Jurado, ¿es posible que a uno se le rompa el amor por el Real Madrid de tanto usarlo? —-El amor no sé, pero a mí se me rompe el corazón cada vez que el Madrid pierde un partido, me quedo muy triste, ya ves. Me pongo peor que mi tío Ramón ‘El Portugués’, que es muy madridista, y habría que ver los bajones que le dan cuando palma el Madrid. —Nació y se crió flamenco, pasó por el jazz latino, el bolero y el tango hasta llegar, ahora, al planeta de la salsa con esta obra, ‘ Indestruct­ible’, ¿ qué más escalas habrá que esperar de El Cigala? —A mí me gusta mucho la música y cantar canciones con las que me sienta cómodo. Después de todo ese viaje artístico, lo que también me toca es un disco de flamenco por derecho, tengo muchas ganas de hacerlo. Porque cante lo que cante nunca voy a dejar de ser flamenco. —¿ Es difícil vivir del cante jondo?

—Es más complicado, no solo vivir del flamenco puro sino aguantar una gira completa cantando jondo. Es muy duro y desgasta mucho a la hora de hacer una gira intensa como esta de ‘Indestruct­ible’, pero el cuerpo me pide volver a mis raíces flamencas. —“Cigalalíza­te” es su grito de guerra, ¿ cómo se ‘ cigalaliza’ uno? —Para empezar, rodeándose de muy buenos músicos como me ha ocurrido a mí. Todo vino de la mano de Óscar de León, Gonzalo Rubalcaba, Muñequito de Matanzas, con los sabios de la Fania All Stars… Ha sido un derroche de pura emoción y nunca pensé cruzarme con todos esos grandes artistas. Y también ha sido un homenaje a Amparo, la mujer que perdí en 2015, porque los dos teníamos mucha ilusión en esta obra y la queríamos llevar a la realidad en esos países donde surgió la salsa. —¿ Le ha costado mucho sacar adelante este proyecto salsero? —Ha sido muy difícil, muy complicado, se han cruzado demasiadas emociones. También ha sido una tarea tremenda localizar y reunir a todo ese grupo de artistas geniales. Además, mientras grabábamos el disco también rodamos la película documental con el mismo título del disco que se estrena el 24 de noviembre en toda España. Era una locura. Ahora todo ha terminado y es un placer ver los resultados. El documental es una pasada y complement­a la obra grabada en el disco. —Repasando su trayectori­a solo le queda hacer rock and roll, da la sensación de que se atreve con todo y no teme a nada. —Pues no es verdad porque tengo muchos miedos. Le tengo mucho respeto a lo que hago y le doy muchas vueltas a la cabeza antes de rematar una faena. Estos genios con los que me he rodeado te provocan tensión pero también mucha confianza, me he entregado a ellos y he aprendido mucho. Me han abierto el mundo de la salsa y allí me he colado. —Se largó a vivir hace unos años a Santo Domingo, ¿ allí un gitano flamenco está en su salsa? —Sí, ( ríe) creo que soy el único gitano que está allí en su salsa. En la República Dominicana estoy feliz con mi familia, llevo cinco años, tengo la nacionalid­ad y adoro a ese pueblo, me da mucha tranquilid­ad. —-’ Lágrimas negras’ fue su consagraci­ón mundial, ¿cómo recuerda ahora, al cabo del tiempo, la figura de su compadre Bebo Valdés? —A Bebo siempre lo voy a recordar. Cada vez que salgo a un escenario con mi actual pianista Bebo está presente. Gracias al piano de Bebo Valdés mi vida cambió porque yo venía de una guitarra, del mundo del flamenco, y cuando conocí a Bebo se me apareció como mi superhéroe, quien me llevó por los caminos de Duke Ellington, Ernesto Lecuona, Dizzy Gillespie, Charlie Parker…, no sé, un mundo asombroso y genial de aquellos años 50. Ha sido la mejor experienci­a artística que he tenido en mi vida. —¿ El título del disco, ‘ Indestruct­ible’, tiene que ver con esa fama que le precede de noctívago y juerguista impenitent­e que puede con todo? —Yo soy bastante frágil aunque parezca lo contrario. Pero en lo que respecta a mi carrera artística soy algo más fuerte porque todo lo enfoco ahí y la música resuelve muchos de mis problemas. Es verdad que soy mucho más consciente de que me tengo que cuidar, dormir bien, y mantener mi voz en forma, porque en el momento en que la voz no te suena todo va mal. Hombre, nosotros que venimos de… mundos nocturnos (ríe) siempre te asalta la tentación de desatarte un poco, pero hay un punto de responsabi­lidad que te frena. —Fuerte tiene que ser uno para afrontar aquel concierto de Los Ángeles, en el verano de 2015, a las pocas horas de la muerte de su mujer, Amparo. —Esa fue la noche más difícil de mi vida. De hecho, así arranca el documental. Fue una experienci­a brutal, despedirte para siempre de tu amada compañera y coger un avión a Los Ángeles para cantar. No sé de dónde saqué las fuerzas para esa actuación que, al final, fue asombrosa, un éxito increíble. Cosas de la vida. —Un tiempo después conoció a Quina, su nueva pareja, y llegó al mundo Manuel, su tercer hijo, ¿contempla ahora la vida de otra manera? —La siento con más fuerza y

más ilusión, no hay más que mirar la carita de ese niño, de Manuel, para que se espanten todas las penas. —Desde Santo Domingo, ¿ cómo sigue el fútbol y a su querido Real Madrid? —Como puedo, a través del ordenador, en algunos locales como el de mi querido Marcos, el Picos Pardos, un barecito muy flamenco gaditano. Cada vez que hay partido del Real Madrid allí me planto tan contento. —El Madrid ha arrancado la temporada con algunas dudas, ¿cómo lo ve? —No sé, el Madrid viene de unas temporadas muy buenas y no es fácil estar todo el rato ahí arriba. Zidane está llevando muy bien al equipo pero con tanta presión desde todos los sitios y tantas estrellas en el grupo es lógico que, a veces, encalle algo el asunto. —¿Si usted fuera Zidane qué cambiaría en el equipo?

—Yo les daría más caña, más entrenamie­ntos, más disciplina ¡ y nada de salidas nocturnas! Juergas, las justas. —Usted también ha sido muy virtuoso jugando al fútbol, ganamos un artista flamenco pero perdimos a un futbolista de postín. —Sí, habría llegado lejos jugando al fútbol, tengo un toque de balón fino y delicado (ríe). He jugado mucho con los Habichuela, con Antonio y Juan, en su antiguo barrio de Campamento, pero esos son muy atléticos. El gran Juan Habichuela, que era un apasionado madridista, no sé cómo los podía aguantar. No sé adónde habría llegado yo como futbolista, pero seguro que mucho más lejos que Sergio Ramos como cantaor flamenco (rompe a reír). Y mira que insiste el hombre, jo, es como si yo fuera bombero. Los fuegos los enciendo bien, el problema es apagarlos. —¿ Cómo se l l eva con el capitán?

—Muy bien, es un tipo fenomenal, muy natural y le encanta el flamenco, eso es verdad. Se pega muchas vueltas por Jerez con el Tato Diego, con El Capullo… es muy aficionado. Y yo… le admiro mucho como futbolista (ríe). —¿Dónde hay más flamencos en el Madrid o en el Atleti?

—Hay muchos más flamencos atletistas, no sé por qué, y qué le vamos a hacer. —¿Le han invitado al palco del Real Madrid?

—Sí, he ido tres o cuatro veces. Una vez fuimos Tomatito, Diego El Morao y yo. Y nada, estábamos viendo el partido y, de repente, se levanta el Tomate

y nalti!” grita: Y “¡ todo Penalti, el mundo árbitro!, perplejo ¡ peporque por ningún no solo área el sino balón que no ¡ es- iba taban sé cómo sacando le dio por de ahí. banda! Se está No muy tele para bien ver en el las palco, repeticion­es, tienes tu y una merienda de cuidado. —No acaba de reventar este año el Madrid pero esos chavales, Marco Asensio, Isco, Dani Ceballos… da gusto verles jugar. —¡ La que están liando!, son asombrosos, Isco es un artista y está empezando, igual que Marco Asensio, vamos a disfrutar mucho con ellos. Y en el Mundial de Rusia se van a salir. A estos chicos hay que darles más sitio y confianza y por muchos cracks que haya en el equipo tienen que jugar. —En sus viajes por todo lo largo y ancho de este mundo ¿ha sentido la huella que deja por ahí el fútbol español? —En los sitios más remotos están al tanto de LaLiga y siempre presentes el Madrid y el Barça, sea Japón o Nueva Zelanda. —Dentro de unos días actúa en Estocolmo, les puede decir que usted también es vikingo. —¡ Ja, ja, ja,! Sí, lo voy a decir alto y claro, ¡yo también soy vikingo! Me encanta. Además, estoy viendo ahora con mucho gusto la serie “Vikingos”, así que estaremos en familia. —Y en La Habana también le esperan pronto, ¿no?

—Va a ser muy bonito. El 8 de diciembre estaremos en La Habana, en el Festival de Cine, presentand­o el documental y un día después actuaré junto a Omara Portuondo, con quien acabo de terminar una gira por México. Llevo diez años sin tocar en La Habana, la última vez fue con Chucho Valdés y espero ese momento con emoción. —¿Cuál ha sido el sitio más surrealist­a en el que ha actuado?

—Pues mira, en una fiesta de unos gitanos en Zaragoza, en un almacén lleno de jamones y quesos y yo, con un flemón como un globo. Todavía no era muy conocido. Allí me presenté, estaba Parrita, recuerdo, y yo dándole a la bulería con mi flemón a punto de reventar y rodeado de quesos y jamones. Y ni siquiera tuvieron el detalle de darme uno, hay que ver. Aunque ahora que lo pienso, no estaba yo para mordisquea­r mucho. —¿Se atrevería a cantarle un himno al Real Madrid?

—No, no lo haría. Por un motivo claro, mantengo mis principios musicales, es una cuestión muy personal, una cuestión de respeto a mí mismo y a mis raíces artísticas.

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