El filial se hunde... ¿sin remedio?
No me trago eso de que da igual tener un filial en Segunda B que en Tercera y menos si es en el grupo VIII, que pasa por ser uno de los más débiles del fútbol nacional. Seguro que la preocupación que tiene el club por subir a Primera con el primer equipo es enorme y todos los focos están centrados en esa empresa imprescindible para la supervivencia, pero el club tiene muchas más ramificaciones, empezando por el cuidado de la cantera. En el descanso ante el Oviedo el club presumió y con razón, de sus más de 500 niños y niñas integrantes de la cantera, pero desde juveniles para abajo, es decir, el Real Valladolid B NO saltó al césped de Zorrilla,a pesar del horario y de que al día siguiente jugaban en casa ante el Sanse. Creo que hacerles sentir humildes jugadores de cantera era aconsejable.
Cuando celebramos la llegada al primer equipo de Anuar, Toni,
Calero o Ángel, no hay que olvidar que lo hicieron pasando por Segunda B, es decir, dando un salto y no un triple salto que deberían haber dado desde Tercera. Cuando el B estuvo en esa categoría, pocos, muy pocos jugadores llegaron al primer equipo. Da la sensación de que el proyecto de este año nació moribundo, tal vez enfermo del éxito del año pasado, en el que Albés y sus chicos firmaron una buena campaña. La polémica llegada de varios jugadores desde el Watford para formarse en Valladolid no parece haber resultado positiva. Parece que el mal rollo está instalado en el vestuario, que no se entienden y ya han provocado la sustitución de un entrenador y van a por el segundo. Seguro que Miguel
Ángel Gómez está ‘mosca’.