AS (Valladolid)

Un alma de carácter ganador

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■ “Eché la bronca a Lobo ( Carrasco) cuando perdía tiempo tras el duodécimo gol. No me había enterado de la película”. La sonrisa de Hipólito Rincón sigue siendo la misma 34 años después de una hazaña de la que fue protagonis­ta con cuatro de esos doce tantos que firmó la selección española en el Benito Villamarín. Este delantero ( 28- 04- 1957, Madrid) que se —Y marca Señor.

—-Ahí hubo ansiedad, cuando nos dimos cuenta que estábamos ahí, las piernas comenzaron a flojear. Cuando corrimos a abrazar a Señor, no podíamos ni levantarno­s. El portero de Malta estaba totalmente deprimido.

—John Bonello.

—Había dicho que se retiraba del fútbol si le metíamos 11. Pero se salvó porque fueron 12...

—¿Había realmente un rival? —El rival éramos nosotros mismos. Lo que había ahí era un equipo. Sin egos. A esa Eurocopa iban ocho y ahí estuvimos. Y en la final después. —La Eurocopa de Francia demostró que no era casualidad. —El equipo tenía muchísima calidad. En la Eurocopa hubo varios lesionados luego, si no hubiésemos ganado sin ninguna duda a Francia.

—¿Pero mandó el corazón? movía por casi cualquier zona del ataque recuerda cada segundo de aquel partido como si sólo hubiesen pasado horas. En aquel 1983, Rincón jugaba en el Betis, al igual que Gordillo, que también fue protagonis­ta ese día. “Era la ciudad idónea, la gente se volcó pese a que hacía un día de perros”, narra el madrileño, que siempre manifiesta sus sentimient­os: no —Si uno en la vida da todo lo que puede dar, no cabe esperar más. La gente se dio cuenta que dimos la vida por ese escudo. Me siento muy orgulloso de ser español: yo he nacido aquí, he tenido esa suerte. ¿Cómo no voy a dar la vida por este país?

—¿Ahora es diferente?

—Si haces algo sin sentirlo y sin creerlo, es más difícil. Cuando yo me he puesto la camiseta de mi país, al que quiero defender con mi vida, para mí ha sido un orgullo. El puede evitar las lágrimas cuando es preguntado por lo que significó para él ese partido. Como jugador, perteneció tres años al Castilla antes de jugar en el primer equipo madridista y desde 1981 a 1989 militó en el Betis. Es el único Pichichi de la historia verdiblanc­a (20 tantos, 82-83) y sigue siendo máximo anotador bético en Primera, con 78 goles. problema es el que se pone la camiseta sin sentir.

—¿Qué supuso el 12-1? —Ese partido lo supuso todo para mi vida y mi carrera. Cuando alguien me para por la calle y se acuerda de mis goles, ¿ cómo puedo sentirme? Me gustaría ser Pérez Reverte para poder expresar con palabras ese sentimient­o. ¿Qué se puede pedir más a la vida?

—Se siente agradecido. —Creo que sirvió para reconcilia­r a España con el fútbol. Luego Luis Aragonés lo cambió todo definitiva­mente. Cuando crees en algo al final lo consigues. Y España creyó siempre. —Muñoz dijo que fue el día más importante de su vida. —Y el de todos nosotros. Es algo que la gente recuerda, que perdura en la historia. Cuando yo esa noche oía el himno, se me ponían los pelos de punta. Si en ese momento me piden la vida, yo la doy.

Gol de Señor “Cuando fuimos a abrazarlo, no podía ni levantarme; yo siempre creí en que lo íbamos a lograr”

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