AS (Valladolid)

“Creo en Dios: él nos ayudó para ese 12-1” Rincón

Hipólito Rincón recuerda cómo vivió la hazaña que la Selección logró con su triunfo, con cuatro goles suyos, por 12-1 a Malta en el Villamarín, que dio el pase a la Euro 84.

- DANIEL LAGOS

¿Lo que aconteció ante Malta en el Villamarín puede catalogars­e como un milagro? —Fue un milagro. Yo creo en los milagros, en la vida y en Dios. Creo que él nos dio el premio que se merecía este país y nosotros. Dios estuvo con nosotros. Hay algo por encima nuestra que ayuda en la vida y ese día nos ayudó. —Dicen que usted era el único que creía en la hazaña.

—Creo que en el fondo todos creían en ello, no sólo yo. Pero era difícil expresarlo: ¡Había que meter once goles! Era una hazaña complicada. Yo estaba convencido de que lo íbamos a conseguir. ¿Por qué no podíamos? Yo siempre he pensado que podía ganar cualquier partido. —¿Cómo se enfoca un partido en el que debes meter como mínimo once goles? —Era complicado. No servía ninguna táctica. Miguel Muñoz se encargó de inculcarno­s lo importante que era España y nuestra bandera, lo que significab­a para un pueblo entero. La cuestión era qué hacer para meter 11. —¿No había un plan?

—No tenía ningún sentido hacer tácticas, la única válida era hacer 11 goles. La orden era dejarnos la vida por nuestro escudo. Sólo eso. —Holanda tuvo ventaja al no tener que jugar en Malta...

—Eso fue clave. Nosotros cuando fuimos a Malta a jugar,

llegamos allí y aún estaban pintando las líneas, aquello era un patatal. Si llegamos a jugar los dos partidos en España les metemos 24. —Cuando saltan al césped del Villamarín, incluso llovía.

—Yo lo vi positivo porque ellos saldrían menos de su campo. Si el campo se ponía pesado, como a mí me gustaba, más posibilida­des tendríamos. Ese día, con esa camiseta puesta, en ese campo, con ese himno, íbamos a morir por España, hubiese sido difícil que cualquier selección del mundo nos superara.

—Y nada más comenzar, Señor falla un penalti. —Era por la presión, pero no nos dio tiempo ni a pensarlo.

—Y marcan al cuarto de hora.

—El cálculo no daba. Habíamos imaginado que al menos meteríamos seis antes del descanso. —Y empata Malta...

—-Cuando marcan yo creo que no nos afectó mucho. Nuestro objetivo era hacer un gol más, la hazaña era la misma. —¿Cómo se vive el descanso con el 3-1 tan corto a favor?

—Comencé a gritar, quería transmitir que podríamos

haberles metido ocho. Yo estaba con mucha euforia, quería salir otra vez al campo y que no hubiese ni descanso. —Su primer tanto inaugura la segunda parte.

—Ni lo celebré ni contaba los goles. El técnico nos pedía cabeza, pero era imposible usarla. Era sólo meter gol y salir corriendo. Yo no sabía que había metido cuatro goles tras el partido. Sólo había un objetivo y era la portería. —Y llegó el periodo clave.

—Marcar cuatro goles en un cuarto de hora fue la clave. Recuerdo que nos miramos todos, que miramos el marcador y fue cuando nos sorprendim­os y pensamos que lo hacíamos, que era cuestión de tiempo. —Quedaba mucho tiempo tras anotar el undécimo. ¿Como lo vivieron en ese momento? —Muñoz nos pedía tranquilid­ad y es cuando me di cuenta de que nos faltaba uno.

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