AS (Valladolid)

Zozulya arrasa a un Real Valladolid que va en picado

Alarmas encendidas: 10 puntos ganados de los últimos 33

- IGNACIO BAILADOR

Un desastre, una ruina, un despropósi­to. Se acaban los calificati­vos para valorar el partido del Real Valladolid en Albacete, para explicar la racha del conjunto blanquivio­leta que ha sumado diez puntos de los últimos 33 o, lo que es lo mismo, dos victorias en 11 encuentros y desde el último partido ganado, ante el Real Oviedo en Zorrilla, el equipo de Luis César acumula tres derrotas consecutiv­as. El Real Valladolid va en picado. La frustració­n siempre es proporcion­al al nivel de ilusion, a las expectativ­as creadas. Lejos quedan aquellos días de alegrías y goleadas a caballo de una efectivida­d de mentira, de un juego de ataque que compensaba las verbenas defensivas. Ahora el festival atrás sigue, pero arriba ya no hay barralibre. Da igual que el central se llame Olivas, Deivid, Guitián o Calero. El delantero contrario siempre parece candidato a Balón de oro. Zozulya volvió loco a una defensa que todo el partido se sintió inferior al delantero ucraniano. Suyos fueron los dos goles manchegos y pudo hacer otros tres.

Y eso que el conjunto pucelano empezó el partido controland­o el tempo del encuentro y creando las primeras ocasiones. Lo intentó Plano desde lejos y Mata fue víctima de un penalti claro en la frontal. No es excusa. La primera aproximaci­ón de los albaceteño­s acabó en gol. No fue antes del minuto 10, pero el ‘Tempranill­o’ llegó en el 18. Es tal la descoordin­ación del equipo, la obsesión por defender la portería que el central manchego Chus Herrero llegó hasta la frontal del área sin oposición alguna y puso un centro templado al ucraniano, que se adelantó a Calero para cabacear a las mallas. Ver para creer. Los nervios volvieron a la defensa pucelana. El central boecillano cedió un balón atrás y se lo entregó a Espíndola que solo ante Masip cruzó el balón demasiado tras regatear al meta. Pudo ser la sentencia. El partido volvió a tener dominio blanquivio­leta. Mata se presentó ante Tomeu, pero la efectivida­d no estuvo de su lado, como tampoco con Calero, que se encontró un balón en el área pequeña y cuando fue a marcar, vio como un contrario se lo quitaba de la bota.

Baño. El inicio de la segunda parte fue un espejimo. El Valladolid pareció buscar a Tomeu, pero sin peligro. Resurgió la figura de Zozulya que fue el auténtico protagonis­ta del partido. Los manchegos pasaron por encima del equipo de Luis César en el primer tramo de este segundo acto. El ucraniano remataba todo balón que aparecía en el área local, tres ocasiones tuvo, pero Masip impedía que aumentara la cuenta hasta que el delantero manchego siguió un contragolp­e y empujó el balón en el segundo palo, al que no llegó Calero, a pase de Morillas. Redondeaba así su actuación con un segundo gol que antes podían haber conseguido Dani o Espíndola.

El partido parecía visto para sentencia. El Valladolid apenas había comparecid­o en el Carlos Belmonte y perdía 2-0. Sin embargo, fue el Albacete el que metió a los de Luis César en el partido. Un centro desde la izquierda de Villalibre, recién entrado, golpeó en Saveljich y posteriorm­ente a Gaffoor haciendo que el esférico se colara en la portería local. Sin comerlo ni beberlo, el Valladolid volvía a estar vivo en el encuentro y tuvo una clarísima ocasión en las botas, de nuevo, del delantero vasco, que era más fácil embocar en la portería que mandar el esférico fuera, pero este equipo, ahora, no tiene suerte y el balón se fue fuera. Fue la última vez que los visitantes inquietaro­n a Tomeu, porque después estuvo más cerca el 3-1 que el 2-2 con ocasiones para Bela. Alarmas encendidas en Zorrilla.

En propia El gol pucelano lo marcó Gaffoor. Los delanteros, sin suerte

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PROTAGONIS­TA. El jugador ucraniano consiguió los dos goles del partido y volvió loca a toda la defensa pucelana.

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