AS (Valladolid)

“Crecí con las cuatro picas que le dieron a mi padre”

Juan y Pablo Martínez recibieron 4 picas con 17 años de diferencia

- RICARDO GONZÁLEZ

Los Martínez Arroyo son probableme­nte la saga más importante en los 70 años de vida del Estudiante­s. Juan fue internacio­nal y un base de leyenda en el club colegial (1961-75). Tres de sus hermanos jugaron en el equipo, como luego hicieron sus hijos Pablo y Gonzalo.

La saga de los Martínez Arroyo es probableme­nte la más importante en los 70 años de vida del Estudiante­s. Y Juan Martínez (Madrid, 1944), el mejor base de la historia colegial junto a Azofra. Pasó 14 temporadas en el club (19611975) pese al interés del Real Madrid, al que rechazó hasta en tres ocasiones. Se retiró en el verano de 1974, cuando llevaba ya cuatro años trabajando como ingeniero industrial, pero regresó a principios de 1975 urgido por los problemas del equipo y por el deseo del nuevo entrenador, Fernando Bermúdez. Al poco de descolgar las zapatillas le tocó afrontar un partido crucial en la pista del Barcelona para evitar el descenso. Lideró medio lesionado el triunfo estudianti­l en el Palau. Era el 8 de marzo de 1975. Su actuación llevó al cronista de As Vicente Villa a ponerle cuatro picas de valoración.

Tres de sus hermanos, Luis, Manuel y Fernando, jugaron en el equipo del Ramiro. Y también lo hicieron sus hijos, Pablo y Gonzalo Martínez. El primero, Pablo (Madrid, 1971), recibió 17 años después también cuatro picas por su actuación en uno de los duelos más trascenden­tes de la historia de la entidad. Fue el faro colegial en los minutos finales ante el Maccabi (55-54), en la victoria que les clasificó el 19 de marzo de 1992 para la Final Four de Estambul. El cronista, Martín Tello.

Padre e hijo valorados con cuatro picas vistiendo la misma camiseta, aunque en distintas épocas. Consultado­s algunos de los periodista­s más veteranos de esta casa, ninguno recuerda un caso igual. Ni en baloncesto ni en fútbol.

Un partido único. “Mis cuatro ases me hicieron muchísima ilusión”, asegura Pablo Martínez, que lo explica así: “Mis padres se compraron una casa en Guadarrama y junto a la chimenea siempre estuvo enmarcada la crónica del partido en el Palau. De hecho, aún lo está. Crecí leyéndola y releyéndol­a. Y mis hermanos, y la veían mis amigos. A cualquier jugador le gusta que hablen bien de él, pero yo sabía exactament­e lo que podían marcar cuatro picas. Y por eso me impactó tanto que Tello me valorara dos décadas después también con cuatro. Fue muy especial. Anoté solo 8 puntos, pero cinco de los seis últimos del equipo en un final angustioso. El periodista intuyó que aquel partido iba a ser único, y de momento lo es porque no se ha repetido”.

“La salida de As impactó”, recuerda Juan Martínez, que en diciembre de 1967 tenía 23 años. “Su competenci­a con Marca ayudó al lanzamient­o del deporte y entablé una buena relación con periodista­s como Carlos Jiménez y Martín Tello”.

El genial base recuerda aquel partido del Palau en 1975 tras haber pasado meses retirado: “Jugaba al tenis, como ahora al golf, pero andaba fuera de forma. Mi mujer me decía que no volviera, que me iban a culpar del descenso. Pero sentía que le debía algo al baloncesto y unas tres semanas después nos presentamo­s en Barcelona con la obligación de vencer para no bajar frente a un rival que se jugaba la Liga. Al poco de empezar noté un pinchazo en un aductor. Me acerqué a Bermúdez y le dije que la cosa no iba bien. Me respondió: ‘Baja el ritmo, pero debes seguir’. Y aguanté los 40 minutos. Le había dicho a Gonzalo Sagi-Vela en el calentamie­nto que veía a los jugadores del Barça algo sobrados. Ganamos, nos salvamos y luego nos metimos en la final de Copa ante el Madrid. No soy de volver mucho al pasado, además, si a mí me pusieron cuatro picas, ¿cuántas habría que darle a Doncic? Es increíble, me tiene completame­nte enganchado. Es el mejor base que ha pasado por España”.

A vueltas con las picas, Juan Martínez Arroyo recuerda otra anécdota con Miguel Ángel Estrada, un pívot de 2,07: “Le dije en un entrenamie­nto que saltara y me preguntó que cuántas picas me habían puesto en la última jornada. No lo sabía, pero me respondió que una y que a él le habían dado dos. Vamos, que dejara de decirle lo que tenía que hacer”. Anécdotas con un As en las manos.

Juan Martínez “Estaba retirado, pero volví. Ganamos en Barcelona y el Estudiante­s no bajó” Pablo Martínez “Leía y releía la crónica de mi padre que estaba junto a la chimenea”

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