Grinbank huyó de Butarque tras un Leganés-Madrid
Polo lo acusó de robar la taquilla
Su nombre todavía produce escalofríos entre los aficionados del Leganés. Han pasado 14 años desde que Daniel Grinbank saliera corriendo de Butarque, pero el recuerdo de este argentino perdura al sur de la capital como una cicatriz aún tierna. Húmeda. Dolorosa. Llegó prometiéndolo todo. Se marchó dejando el vacío.
Huyó justo después de una eliminatoria copera contra el Real Madrid. Se jugó en diciembre de 2003. Los blancos ya eran entonces Galácticos. Una constelación que brillaba prometiendo una temporada de escándalo y que acabó en un naufragio titánico. Queiroz era el capitán del barco y Beckham, su último estandarte. Con semejante cartel, Grinbank, quien adquirió supuestamente (nunca quedó claro) el 86% de las acciones del Leganés el verano anterior, se frotó las manos. Veía en la visita del vecino la oportunidad de hacer negocio. Un taquillazo. Sus previsiones fallaron.
El estadio (entonces con 8.000 asientos) no alcanzó el lleno (hubo unos 6.000) y acabó por convencer a este empresario musical de que el plan pepinero de Segunda no era rentable. Días después cogió las maletas y se marchó. En su salida se llevó algo más. Jesús Polo, histórico presidente del Lega al que Grinbank compró las acciones (luego se demostró que no fue así) afirmó en una entrevista en As un año más tarde que el argentino se llevó la recaudación del partido. Su confesión causó revuelo. Nada se supo los días posteriores a la visita merengue del supuesto hurto. Nada más se habló tras la confesión de Polo en As.
Con la marcha de Grinbank, el Lega se desmoronó. La legión de compatriotas que había fichado desconectó por los impagos (buena parte de sus nóminas las abonaba en negro) y ni la presencia en el proyecto de Pékerman, ahora seleccionador colombiano, impidió su descenso a Segunda B, un pozo del que sólo Garitano fue capaz de rescatar al Lega una década después.
Butarque Que no se llenase provocó que dejase el proyecto a medias