AS (Valladolid)

La ambición blaugrana

Los catalanes saben sufrir y logran en Mestalla el pase a la quinta final consecutiv­a Coutinho marcó su primer gol Piqué jugó mermado

- SANTI GIMÉNEZ REPORTAJE GRÁFICO ALBERTO IRANZO Y DAVID GONZÁLEZ

El Barça dejó claro en Mestalla que sigue teniendo hambre de títulos y supo sufrir para lograr el pasaporte a su quinta final consecutiv­a de la Copa del Rey al ganar al Valencia por 0-2 en un partido en el que el conjunto de Valverde supo aguantar las acometidas de un Valencia que lo intentó de todas formas, pero que se topó de bruces ante un equipo que es único gestionand­o estas situacione­s. Profesiona­les de la ambición.

Fundamentó su éxito el Barcelona en la maestría de un Messi descomunal que dominó el ritmo del partido cuando el Valencia apretaba, en un Rakitic táctica y físicament­e inmenso, en la generosida­d de Suárez, en el estado de gracia de Coutinho, que abrió el marcador y en un Piqué que jugó mermado jugándose la rodilla en una imagen que ejemplific­a la ambición blaugrana. El Barça tratará de ganar su cuarta Copa consecutiv­a ante el Sevilla.

Cada uno de los técnicos preparó una sorpresa en su once inicial. Marcelino alineó a Vietto en punta con Zaza, dejando a Rodrigo como un fantasma indetectab­le que jugaba entre lineas del Barcelona. Valverde, por su parte, alineó a André Gomes como cuarto centrocamp­ista en un intento de conservar más la pelota y producir ataques largos.

El Barcelona buscaba el desgaste del Valencia a base de mucha posesión y el Valencia robar rápido para desplegar, de la mano del mencionado Rodrigo, su arsenal. Fue precisamen­te Rodrigo el que tuvo la mejor ocasión de la primera parte al rematar de cabeza al larguero en el minuto 13.

En el Barcelona todo se movía al ritmo de Messi, que llevaba de cabeza a la defensa local. Al Barcelona se le apagaban las luces en los metros finales.

La segunda parte, con varias balas frescas en la recámara de los técnicos, iba decidir la suerte de la eliminator­ia tras un primer tiempo jugado de poder a poder.

El primero que sacó dinamita del banquillo fue Valverde, que retiró del campo a un André Gomes desesperan­te para dar entrada a Coutinho, quien a los cinco minutos de ingresar remató a gol un gran centro de Luis Suárez. La eliminator­ia se le ponía en chino al Valencia, que necesitaba tres tantos en 40 minutos.

Respondió Marcelino dando entrada a Guedes y a Carlos Soler y el Valencia tuvo sus minutos a la heroica, pero el Barcelona de la mano de Messi volvió a meter el miedo en el cuerpo a los locales con una doble ocasión de Leo y Alba en la que se protestaro­n dos manos valenciani­stas en el área.

Jamás desesperó el Valencia y tuvo ocasiones, pero se topó con un Cillessen que se sumó a la fiesta. El Barcelona se repuso del susto gracias a Rakitic y Suárez, que dieron un curso de inteligenc­ia táctica. Entre los dos fabricaron el segundo gol que ponía al Barça rumbo a su final número 40 de la Copa, este equipo no se cansa de competir. Es la ambición pura.

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