Aparente calma en Zorrilla

Tras la tempestad, ya saben, llega la calma. Calma aparente en este caso ya que, aunque nadie de la cúpula se ha manifestado a favor del entrenador de manera pública para reforzarlo, lo que parece es que quieren desde las oficinas del club que se apague el ruido que ellos mismos generaron cuando se lanzaron de manera desbocada a la búsqueda de un entrenador aireando cada paso que se daba. Ahora, sin que haya cuajado un sustituto del gallego y conscientes del ridículo cometido, se busca el silencio para que Luis César, arrojado a los leones, pueda sumar los tres puntos del domingo ante el Almería. Todo lo que sea ir más allá de este partido está aparcado. Y hay que reconocer que, dentro del follón montado y la incapacidad para resolverlo, lo más conveniente parece no arrojar más leña al fuego.

Es verdad que no es fácil aplacar el comprensible enfado de los aficionados. Los seguidores del Valladolid son un ejemplo perfecto de lo que es la paciencia. Están a punto de soportar el quinto proyecto fallido consecutivo. Cada verano se les promete el oro y el moro, se les engatusa con un entrenador, con futbolistas que llegan siendo unos fenómenos, con el arranque de un nuevo curso que va a ser el del retorno a Primera. Y según avanza la temporada vuelven, año tras año, a comprobar que las expectativas se desvanecen y que por estas fechas aparecen los problemas de siempre. Y se cansan, y es lógico. Quedan 12 jornadas y sólo salva este asunto una reacción firme y decidida de técnico yjugadores, algo así como lo que pasó en el final del curso anterior. Que salgan a ganar y no a especular como en