Llegó la hora de la verdad

Se acabaron las bromas. Se acabó el margen para fallar. Llegamos a las últimas diez jornadas de la temporada, esa etapa que todos los entrenadores marcan con rojo en su calendario, poco más de dos meses en los que se juega todo. Y el Valladolid llega fuera de los puestos de playoff. No es que esté muy mal posicionado, pero no es lo que se esperaba. Aunque tiene margen y tiempo de remontar, y por juego no parece peor que los equipos que se van a jugar junto a él esas cuatro golosas plazas que permitan acceder a la fase de ascenso que otorga el único premio de una plaza en Primera. De momento está, por obra y gracia del penoso árbitro que dirigió en Lugo, a dos puntos de la zona playoff, con 48 y a 17,6 de los 65,6 en los que habría que fijar al ritmo actual la sexta posición de la tabla al final de la Liga.

Redondeando, al Valladolid le hacen falta 18 puntos, seis victorias o cinco victorias y tres empates. Por ejemplo, ganar todo lo de casa y un triunfo fuera. Debe hacerlo un poco mejor que hasta ahora, pero está en su mano. Lo del gol anulado en Lugo es grave porque tendría al conjunto de Luis César un poco más cerca del objetivo. Pero nada está acabado. Una buena recta final puede valer. Y no veo peor al Valladolid que al Zaragoza que perdió en casa con el colista, o que el Oviedo que sólo empató en Córdoba o que un Osasuna que cayó hace una semana en El Sadar con los maños, o que el Granada que ganó en el minuto 90 al

Numancia. Todos sufren para ganar, nadie suma con facilidad. Será una lucha sin cuartel para la que el Valladolid debe estar preparado. Nada está perdido.