Van Avermaet y Sagan, contra el abusón Quick-Step
El equipo belga domina en 2018
La París-Roubaix, el tercer monumento de la temporada, propone hoy una nueva carrera de supervivencia: 257 kilómetros hasta el vetusto y emblemático velódromo de hormigón, de los que 54,5 serán de adoquines... repartidos entre 29 sectores. El Infierno del Norte. O la tormenta que el Quick-Step pretende desatar para cerrar las carreras de las piedras.
El equipo belga ha dominado en la práctica totalidad de las clásicas de pavés disputadas en su país. Sólo dejaron de cobrarse las piezas de la Het Nieuwsblad (Valgren), la Kuurne (Groenewegen) y la GanteWevelgem (Sagan). Terpstra, reciente vencedor en Flandes, aspira a su segundo adoquín (el trofeo pesa 15 kilos), tras el que conquistó en 2014. Stybar, triple campeón del mundo en ciclocross, siempre figura entre los mejores en la Roubaix. Gilbert busca completar la colección de cinco monumentos (le faltan San Remo y éste). Y por si no intimidaran lo suficiente, en la recámara está la bala de Lampaert.
Van Avermaet, defensor del título, ha pasado de ganar casi todas las clásicas de 2017 a sólo llevar un triunfo este curso: una etapa en Omán. Sagan, víctima de “excesivos marcajes por ser el más fuerte”, dispone de la oportunidad de enderezar un 2018 en el que sólo ha vencido en el Down Under y en Wevelgem. Demare, Naesen, Vanmarcke, Kristoff, Degenkolb o Stuyven también son favoritos. Y Cortina pretende brillar, como en Flandes.
Adoquines Habrá 257 km y 54,5 de pavés, repartidos entre 29 sectores