Mata devuelve a la pelea a un Valladolid muy serio
El Oviedo sólo pudo reducir la ventaja en el minuto 87
El partido se veía como la última oferta de vuelos para el playoff para el Real Valladolid. Como una tabla a la que los de Sergio se querían agarrar. El Oviedo, sexto antes del choque, lo veía desde la perspectiva contraria: quería eliminar a un rival directo. El 1-2 con el que el Valladolid se impuso en el Tartiere confirma que en Segunda nunca hay que dar ningún capítulo por cerrado. Los pucelanos se meten en la pelea, vivos tras una trascendental victoria, y vuelven a dejar a los azules en un mar de dudas, tras un choque de imprecisiones y escaso ritmo.
El Oviedo parecía dispuesto a enfrentarse a otro partido trabado, marca de la casa. El Valladolid sí quiso el balón, iniciar desde atrás para ocupar las bandas. No se lo puso fácil el equipo de Anquela, especialista en desactivar a los rivales. El Valladolid se presentó primero. Villa chutó raso desde la frontal a los 11 minutos y Plano gozó de una ocasión clara en una buena dejada de Mata: Cotugno se interpuso entre él y el gol. Contestó el Oviedo en una jugada del laboratorio Anquela. Carlos Hernández cabeceó un córner y la pelota rozó el poste izquierdo de Masip.
El partido se fue al descanso con la sensación de que le faltaba una marcha, algo de picante. Y la chispa llegó a los 59’. Folch, impreciso ayer, perdió un balón en la medula, Plano se hizo con él y decidió lo más sabio: dársela a Mata cerca de área. El delantero solo tuvo que hacer su rutina, controló y disparó abajo, a la red. 27 goles. El Oviedo asimilaba el golpe cuando llegó el segundo guantazo. Plano la puso desde la esquina y Folch la metió en su portería.
Los de Sergio habían logrado lo más complicado. Intentó reaccionar Anquela moviendo el banquillo, con Johannesson, Yeboah y Linares en el campo, en un guiño al juego directo, a la acumulación de gente en el área. Yeboah lo intentó de cabeza y Toché le dio continuidad con un derechazo. Sin rasguños para Masip. La emoción llegó a los 86’. Centró Berjón con precisión y Linares controló con el pecho y batió con la zurda a Masip. El 1-2 encendió al Tartiere y avivó a los de Anquela, que lo intentaron hasta el final, sin suerte.