Viviani ganó pese a que le encerraron hacia las vallas
La cuestionable maniobra de Sam Bennett no tuvo castigo
Si la segunda jornada del Giro en Israel apenas tuvo chicha y sólo se disputó al final, la tercera resultó mucho más anodina. La travesía por el desierto del Negev quedaría estética en la televisión y en las fotos, pero transmitió unas imágenes deprimentes: evidentemente, no había gente. El pelotón sólo se tomó en serio los últimos 30 kilómetros de la maratón de 229 que conectó Be’er Sheva con Eilat, a orillas del Mar Rojo. El incremento brusco del ritmo incluso causó algunos apuros a cola del grupo.
Y, como en Tel Aviv, Elia Viviani se impuso con absoluta superioridad (su tercer triunfo en la carrera). Le dio lo mismo la peligrosa maniobra de Sam Bennett, que modificó su trayectoria en pleno sprint y encerró al italiano contra las vallas. En la general no se produjeron cambios y Rohan Dennis volará de rosa a Sicilia, donde la ronda retomará la competición mañana, tras el día de descanso forzoso para el traslado de la caravana.
Frapporti, del Androni, Barbin, del Bardiani, y Boivin, del Israel, conformaron otra escapada de equipos invitados, consentida. Sin embargo, aguantaron el pulso durante 207 km, en mitad de la aridez del Negev y lejos de la comodidad del pelotón. Se lo curraron y se ganaron el sueldo. Barbin, además, con el premio de conservar la maglia azzurra de la montaña en la cota de Faran River, a la salida del cráter Ramon. Todo el Giro abandonó Israel. Aunque las tres etapas dejarán más de diez millones en las arcas de la organización, RCS, a nivel deportivo no han aportado nada especial.