AS (Valladolid)

Buen ensayo y mal final

Gran primer tiempo del Madrid, que será tercero, y reacción del Villarreal Zidane probó el posible equipo de Kiev, con Bale, e hizo debutar a su hijo Luca

- L UIS N IETO

Volvióel Madrid de las dos caras en Vila- Real con un equipo cercanísim­o al que jugará en Kiev. Un equipo en el que estuvo Bale y no Benzema, por si sirve de indicio (sirvió en las dos finales anteriores en que Zidane dirigió al equipo). El galés ha metido diez goles en sus últimos doce partidos de Liga, un registro que define su carrera: una aritmética impecable y unas sensacione­s que no lo son tanto. Una bipolarida­d que hace dudar al club y a la afición: no saben sin venderlo o abrazarlo.

Zidane le encontró varios porqués al partido de Vila-Real: probar el tobillo de Cristiano, el escenario táctico de la final de Kiev y darse el capricho de hacer debutar a su hijo Luca. Nada que no hayan hecho muchos de sus antecesore­s, que en partidos de cierre sin trascenden­cia premiaron la paciencia del tercer portero, aunque la falta de parentesco en primer grado les librara de la sospecha de nepotismo.

Resultó estupendo lo del tobillo de Cristiano, una de esas vigas que han de sostener al Madrid en Kiev, porque no mostró flaqueza, ni en tierra ni en el aire: resultó perfecto su salto en el 0- 2 a envío de lujo con el exterior de Marcelo. También pareció saludable Carvajal, el otro que venía del taller. Y el resto puso de salida la atención que ha faltado en muchos momentos de esta Liga, llena de malos hábitos que hicieron entrar al equipo en pérdidas demasiado pronto. Hábitos que penalizaro­n al Madrid en la segunda mitad. Porque a su nivel, el Madrid resultó inalcanzab­le para un Villarreal ejemplar, que ha creado un modelo sostenible y admirable, de la cantera al palco, pero al que le pesaron las bajas de Asenjo, Trigueros y Bacca, cimientos de la temporada. El equipo de Calleja se quedó pronto sin la pelota ante la trama bien organizada por Kroos, Modric e I sco. Ese cuarto centrocamp­ista que faltó durante la era de esplendor de la bbC le da al Madrid un aire dominante. También el carácter expansivo de sus laterales. Marcelo volvió a ser un tiro por su banda ante un adversario que antes de salir ya tenía asegurada la quinta plaza. Y Bale no dejó pasar la primera que se le puso a tiro. Fue magnífica su maniobra dejando pasar el balón para burlar a Bonera. Su remate de derecha tuvo más eficacia que arte.

Tras el descanso, el partido sí tuvo un doble sentido, a petición del Villarreal, que entonces fue el equipo que se ha ganado sobradamen­te plaza europea. Debutó Salem, el saudí que ha dejado cinco millones en la caja amarilla; se justificó Luca Zidane, con una estupenda parada a Sansone; se marchó Cristiano a la hora prevista; Ramos sacó un balón en la línea tras ruleta mágica de Sansone; Roger Martínez metió un gol soberbio, el primero desde que llegó a LaLiga Santander, y Castillejo firmó el empate. Todo ante un Madrid adormilado, licencia que no podrá permitirse en Kiev. Ya no será segundo, consuelo que nunca buscó.

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