Atracón de goles antes del encierro holandés

Los pesos pesados hicieron una manita al Barakaldo en 11 minutos

Los gallos se gustaron en Lasesarre y manejaron a su antojo el partido previo a la concentración en De Lutte. Dani García cada día está más consolidado, Muniain encanta a Berizzo y Williams rinde con este juego tan dinámico. El Barakaldo maquilló algo la imagen tras el descanso.

EI Athletic vuela a De Lutte creciendo en su juego pero esperando rivales de más empaque para conocer realmente el punto en el que está. Amorebieta y Barakaldo han sido enemigos aún muy tiernos ( sin apenas trabajo acumulado y con formaciones por cuajar tras muchos cambios) y se ha notado muchísimo la diferencia de categoría con los dos Segundas B. Berizzo dejó los pesos pesados para la cita de Lasesarre y en 11 minutos los fabriles ni vieron el balón. Cinco goles en tan corto espacio de tiempo, empezando por Yeray, en su ciudad, en un córner y siguiendo por los cuatro hombres del frente de ataque. Un toreo que contó con una defensa aún muy desajustada y fallos clamorosos en el inicio del juego. En la segunda parte el cuadro de Larrazabal ( absoluto morbo con Amorrortu, muy cerca, en la grada) se agrupó más, jugó al contraataque con de Paula y con un Athletic más pesado de ideas y sin tanta llegada, maquilló algo la imagen.

Muniain fue uno de los destacados. Este sistema, con San José de ancla incrustado a veces entre los centrales, beneficia mucho al mediapunta navarro, que tiene espacio para recoger el juego, apoyarse y entregar a los tres atacantes. Dani García se asoma como titular y en ese baile de posiciones que tango gusta al Toto, Williams se siente a gusto. De Marcos, San José, Guruzeta, Córdoba y unos cuantos más fueron bailando las demarcaciones. Iñaki, por si acaso, ya se ha cogido el dorsal 9 que dejó Sola.

De Marcos estuvo como Capa en Amorebieta: ofreció mil desdoblamientos con Williams y Guruzeta y completó una buena matinal dando pases interiores al espacio. El ritmo fue decayendo en el segundo tiempo. Sabin y Villalibre fallaron todo lo que se había perforado en 11 minutos plenos de acierto. De nuevo no hizo falta emplear el VAR.