Un punto con la firma de Sergio
Ni tan mal. Viendo la composición de la plantilla y que dos de los jugadores más importantes del equipo arrastraban lesiones o molestias, el empate cosechado en Montilivi se puede catalogar de bueno. Claro que hubiese sido mejor comenzar ganando como en las dos últimas ocasiones que el Real
Valladolid había ascendido, con victoria, pero el hecho de empezar puntuando debe ser valorado en función de las circunstancias y estas indicaban que los blanquivioletas se presentaban en el campo de una de las revelaciones del año pasado con un delantero que jugó 145 minutos la temporada pasada en Segunda y escasos argumentos ofensivos. Pese a ello, el mejor visitante fue Toni que en la primera parte fue una pesadilla para el también debutante Porro. Destacaron
Alcaraz y Olivas.
Pero a la hora de valorar el encuentro hay que tener en cuenta, sobre todo, la mano de Sergio González. Fue inteligente, apostó por el bloque defensivo de la temporada pasada y el equipo consiguió pasar la prueba sufriendo escaso peligro. Apenas un centrochut de Alex Granell en la primera parte, que despejó de manera excelente
Masip, y un disparo demasiado cruzado de Stuani que se fue por poco. El conjunto pucelano fue rocoso en la marca, no dejó jugar a los delanteros locales y se trabajó un punto muy justo. Cierto que el equipo no tuvo opciones de ganar, pero tampoco estuvo cerca de perder y en las circunstancias en las que viajó no se puede desestimar. La mano de Sergio se ve en este partido, en este punto, en este equipo y su personalidad es la del equipo. Ya está más cerca de Mendilibar o Djukic.