AS (Valladolid)

Oblak, Skofja Loka y el secreto del deporte esloveno

El meta, Doncic, Dragic, el balonmano..., la marca de un diminuto país

- JORGE GARCÍA /

Skofja Loka es la localidad de apenas 11.000 habitantes donde nació y dio sus primeros pasos Jan Oblak. Basta charlar con su gente para comprender cómo el deporte de élite se ha abierto camino entre la humildad de medios de Eslovenia, un país con sólo dos millones de ciudadanos. Y es que Oblak, Doncic, Dragic... son la gran marca de una nación que, tras la extinción de Yugoslavia, no ha penetrado económicam­ente en el extranjero. Ni siquiera puede presumir aún de un turismo de masas, a pesar de la belleza que esconde. “Nos falta una Dubrovnik o una Venecia”, nos cuentan. Eslovenia era una parte muy próspera de la federación yugoslava, con empresas fuertes que abastecían a un mercado de casi 25 millones de personas. Pero eso se terminó de un día a otro en los 90. “Nadie conoce ahora una marca nacional fuera, solamente a Oblak, Doncic, Dragic...”, coinciden añadiendo “pero eso no da dinero”.

Educación y deporte. Pero cuando hablan de su deporte lo hacen con orgullo. ¿Cómo un país minúsculo tiene grandes campeones? “La cultura deportiva es fortísima en muchas disciplina­s y el sacrificio que un esloveno está dispuesto a hacer es enorme”, nos cuenta Joze Lesar, vicepresid­ente del NK Skofja Loka, mientras nos muestra las modestas instalacio­nes de su club, donde Oblak hizo sus primeras paradas. Aquí la gimnasia se imparte tres veces por semana y a los niños se les enseña a esquiar en el colegio a los 9 años.

El ciclista Primoz Roglic, cuarto en el Tour y hasta hace muy poco saltador de esquí, es otra muestra de lo que produce Eslovenia. Oblak, por su parte, creció emulando a su padre Matjaz, también portero. La familia es un ejemplo. Teja, la hermana, es jugadora profesiona­l de baloncesto también. Jan asistió a la escuela Ctetka Golarja, donde enseguida vemos un pabellón de balonmano, el deporte mayoritari­o aquí. “Oblak es una inspiració­n para los niños, destacaba porque trabajaba con el entusiasmo y la fuerza de un gigante”, apunta Lesar. El portero es la referencia para el pequeño Leo, extremo de 11 años del Skofja Loka. “Yo también estoy dispuesto a salir del país como hizo él con 17 años, es la manera de llegar lejos”, sentencia mientras ve entrenarse al equipo cadete.

Con 10 años Oblak hacía ya el trayecto desde Skofja Loka hasta Liubliana en bicicleta, unos 27 kilómetros, para entrenarse con el Olimpia. A los 16 debutó en Primera y un año después se lo llevó el Benfica. “Era muy modesto, nada arrogante, pero aquí todos confiábamo­s en que tenía un futuro brillante”, nos apunta Lesar al pasar por el Puente del Diablo sobre el río Sora, recordándo­nos que Oblak era uno más de esos pequeños que en verano venían a saltar desde allí. Skofja Loka explotó el pasado 16 de mayo. “Fue una fiesta, la gente se juntó para ver la final de la Europa League”, relata Lesar reconocien­do que los éxitos de Oblak y el Atlético son también los de la ciudad y la mentalidad del deporte esloveno.

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