AS (Valladolid)

Una España muy reconocibl­e: 4-3-3, posesión y presión

Patri Guijarro es determinan­te

- DE JAVIER SILLÉS

Respeto a una filosofía. La andadura de la Selección Sub-20 en el Mundial pone en valor el estilo por el que el fútbol español ha sido reconocido en la última década. El equipo de Pedro López despunta por su notable trato de balón, su apuesta ofensiva y su organizaci­ón rápida para presionar tras pérdida. Desplegada bajo un 4-3-3, España inicia el juego desde atrás a partir de la amplitud que ofrecen las laterales (Lucía Rodríguez y Menayo), las recepcione­s de Damaris como mediocentr­o posicional y las intervenci­ones de Patri Guijarro en el eje. En todos los partidos ha quedado registrado su dominio de la posesión (59,4% de media). Esta España repara en las centrocamp­istas. Guijarro asume la construcci­ón. Siempre sabe qué hacer con el balón, lejos de efectismos inútiles. Es capaz de iluminar el ataque con su cambios de orientació­n hacia la banda derecha. Es origen y final. Sus números en el torneo asustan: 88 acciones por encuentro, seis goles y tres asistencia­s.

Dinámica. Es España un conjunto muy equilibrad­o. Presume de profundida­d en los costados (31 ataques de media por cada lado) y de rupturas por el centro que se les resisten a las defensas rivales. Las laterales se abren paso y sorprenden desde atrás. Aunque la baja por sanción de Aitana Bonmatí resta imaginació­n a la medular, las irrupcione­s de Guijarro y Oroz por el pasillo central son un argumento poderosísi­mo a nivel ofensivo. La actividad de Claudia Pina en la delantera desencaden­a los espacios.

Bloque alto. Las de Pedro López conocen sus limitacion­es sin balón, motivo por el que no dilatan la presión defensiva. Todo el engranaje está concebido para este propósito. La posición de las laterales y el pulso de Oroz y Guijarro para adelantars­e a las pivotes rivales definen las posibilida­des de éxito. También es determinan­te el conocimien­to de Damaris. Estrecha las vigilancia­s, se hace con los balones divididos y protege los vacíos en las bandas. Estuvo sensaciona­l contra Francia (14 recuperaci­ones).

El balance. Las únicas situacione­s adversas que se ha encontrado España están referidas al repliegue. Sufre 17 contraataq­ues por partido. Ante Nigeria en cuartos, con 2-0 de ventaja, se desordenó y permitió algunas salidas vertiginos­as del combinado africano que pusieron en riesgo la clasificac­ión. Japón controla este aspecto. Endo y Ueki (siete goles entre las dos), verticales y con calidad, intimidan.

Potencial. A España siempre le queda el arma del balón parado. Aúna buenas lanzadoras (Menayo, Oroz...) y rematadora­s (Guijarro, Aleixandri...). Ha marcado goles de estrategia en cada partido (Paraguay, Japón, EE UU, Nigeria y Francia). Un córner derrotó a las niponas en el grupo. Es más que un recurso.

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