Simeone trabaja para recuperar el gol de Costa
Suma 12 jornadas de Liga sin marcar y 240’ sin rematar
Vamos, Diego, ¿sólo ‘tenés’ ese disparo?”. Es la voz del Mono Burgos. La frase, su más repetida en la semana de parón de selecciones, en el Cerro. Fue una semana de clases particulares. Simeone ajustaba a Koke, Germán trabajaba los disparos a puerta con Diego Costa. Una y otra vez. De cabeza, con el pie, de volea o a la escuadra. Durante una hora. Los fallos se perjuraban en brasileño, los aciertos le arrancaban la sonrisa al Mono Burgos. Y al Cholo, en la otra mitad de campo. Necesita recuperar los goles de Costa. Y lo necesita ya.
Diego lleva doce jornadas de Liga sin hace un gol. El último fue en febrero, día 25, ante el Sevilla, jornada 25ª de la Liga pasada, un gol. Lejos parece, muy lejos. Y Simeone necesita al mejor Costa para mirar de frente a todo. Lo sabe, lo dice. La Supercopa de Europa es botón: Costa fue Costa, pura furia y dos gritos, dos goles, el Atlético se llevó el título. Pero ese partido, tres jornadas de Liga después, parece un oasis.
En Liga Diego Costa aún no ha marcado. Ha jugado los 90 minutos de cada partido, ante Valencia, Rayo y Celta, pero sin marcar gol… Ni apenas remates que amenazasen a los rivales. Lleva 240’ sin hacer ninguno, desde Mestalla. Ni a puerta, ni fuera, ni dentro, ni blocao ni nada, a cero. El último fue en el minuto 32 de ese partido, el Valencia-Atlético, jornada 1ª, a puerta. Antes había hecho otro, en el 19’, también a puerta. Después nada. Y una nada que ya se alarga mucho y el equipo lo está sintiendo. Sin Selección. Por eso este parón en el que no pudo ir con la Selección Española (Luis Enrique le había convocado para los duelos ante Inglaterra en Wembley y Croacia en Elche) porque iba a ser padre ya (lo fue el pasado sábado por segunda vez) Simeone ha aprovechado para frotarle la bota. La voz del Mono Burgos era el trapo. “Diego, ¿sólo ‘tenés’ ese disparo?”, el picaba el ayudante del Cholo. Y Diego Costa recogía el guante, y remataba dos veces cuando le tocaba sólo una y retaba al resto de delanteros de la sesión y fallaba y lo volvía a intentar, hasta que la pelota entraba, después de oírse muy alto perjurar en su lengua materna.
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