En una gran ola que hay que asimilar
La visita de ayer de Manu
Carreño y todo el equipo de El Larguero no hizo más que ratificar la idea de que
Valladolid se encuentra en una gran ola que ha despertado la pasión. Del Pucela y de Pucela se habla aquí y también por ahí. Ni el club ni la ciudad pueden desaprovechar este momento, más aún habiendo saboreado lo que es el ostracismo y habiendo pasado por momentos que no debemos olvidar en los que la entidad estuvo al borde, muy al borde del precipicio. Todo esto que está pasando hay que disfrutarlo, pero también hay que asimilarlo con paciencia y sin caer en esa euforia que en esta ciudad suele pronunciarse con la misma intensidad que el desencanto. Pasamos del negro al blanco con tanta fuerza que nos alejamos de la realidad.
Ronaldo y su equipo trabajará de cara al año que viene.
Por eso, más que nunca hay que centrarse en el presente. Desde luego que al equipo le va a ayudar este ambiente positivo y emprendedor, pero estamos en Primera y aquí nadie te va a regalar nada. El cambio en el accionariado, las posibles llegadas de inyecciones económicas y los proyectos que están encima de la mesa, dependen en gran medida de la permanencia del equipo, es decir, del rendimiento y de que la pelotita entre. También de que la plantilla siga esta línea que facilitará que continúe el crecimiento personal de jugadores claves como Toni e Ivi, por ejemplo. Por cierto, el cambio inminente de la luz del estadio debe ayudar para dar otro paso hacia el fútbol moderno, y esto incluye que algunos comportamientos de otro siglo desaparezcan de una vez por todas. Ya les vale.