Humildad, pero sin complejos

Llega el Real Valladolid al Villamarín con la intención de retomar la buena racha con la que se fue al parón de selecciones después de tres partidos consecutivos ganando. Y aterriza en un campo donde ha jugado muchísimos encuentros, algunos de ellos dramáticos, como aquel en el que Ricardo Oliveira terminó pidiendo a Sergio Asenjo que dejara de parar y acabó con los béticos en Segunda o aquel otro en el que con los verdiblancos ya descendidos fueron capaces de remontar un 2-3 con un gol de Juanfran casi desde el centro del campo, en el minuto 89, que mandó a los pucelanos también a la categoría de plata. Por fortuna, ni unos ni otros tienen urgencias esta noche y lucharán por tres puntos que les coloquen en zona europea. Casi una obligación para los locales, un sueño para los visitantes.

Los de Sergio González acudirán al estadio bético con humildad, esa que les ha dado tan buenos resultados, basados en un buen trabajo defensivo y en ser valientes para no ser inferiores a ninguno de sus rivales hasta ahora. Y sin complejos, para no asustarse ante el ambiente del

Villamarín, para saber sufrir en los momentos en los que el rival apriete y para buscar la portería rival cuando tenga sus opciones. Después de todo, el grupo es consciente de que está haciendo granero, que el objetivo seguirá siendo la permanencia y que todos los puntos que se consigan serán útiles en mayo. Busca igualar la racha de hace 19 años, de cuatro victorias consecutivas, para tener la opción de poder alcanzar el récord de cinco la semana que viene ante el Espanyol. Pero primero el Betis. Humildad, pero sin complejos.