El Sevilla estaba para más

Esta vez, el Sevilla estaba para más. Aunque salió dormido y le metieron dos goles sin anestesia, se acercó por la portería de Ter Stegen todo lo que quiso y más. Llegó y tiró. Marcó dos goles, Arana remató al palo y se encontró un portero gigantesco que hizo dos paradas dobles descomunales. El milímetro que le alcanzó a Ter Stegen le faltó a Vaclik para no tocar a Suárez en el penalti. Ahí estuvo el partido y no debe sonar a exageración. El Sevilla se volvió a meter con el gol de Sarabia y olía la sangre en medio del descontrol del Barça.

Machín le hizo daño a Valverde. Navas fue el martillo pilón de siempre y Sarabia, Ben Yedder y André Silva son jugadores móviles que caen bien a zonas intermedias, donde estos días Busquets parece menos Busquets que nunca. En esas zonas muertas, produjo peligro del bueno. Los que sí sufrieron fueron los centrales. Sergi Gómez defendió pésimamente el perfil bueno de Messi en el 2-0 y Suárez fue una pesadilla para todos. La derrota no deja aparentes daños en el Sevilla. Su imagen no se vio dañada como en la final del Wanda y el plan de Machín está intacto y con buena pinta a medio plazo. Lo que apena al Sevilla es que esta vez estaba para mucho más. Tal vez esa mano despegada de Alba..., o tal vez sin esas manos gigantes de Ter Stegen.