AS (Valladolid)

La ‘nueva halterofil­ia’ se estrena en el Mundial

Cambios de categorías y nueva política antidopaje

- ÁLVARO CARRERA /

Con la Espada de Damocles sobre sus opciones de continuida­d olímpica, la halterofil­ia afronta desde hoy hasta el 10 de noviembre el Campeonato del Mundo de Turkmenist­án. El certamen del cambio. Salpicado por numerosos casos de dopaje, la Federación Internacio­nal (IWF) ha realizado modificaci­ones para evitar a los tramposos. Durante los próximos días tienen su primera reválida. Arranca la carrera a Tokio 2020 y no puede haber otro escándalo. Para ello se han endurecido las normas de clasificac­ión para los Juegos. Cada deportista debe realizar un mínimo de seis pruebas del circuito internacio­nal hasta abril de 2020 para computar en el ciclo olímpico (antes se clasificab­a por naciones). Además, los países que tengan entre 10 y 20 positivos desde Pekín 2008 hasta la fecha límite de la clasificac­ión sólo podrán presentar dos halterófil­os masculinos y dos femeninos en Tokio.

Diferencia­s. El castigo es claro. Además, nueve países (Rusia, Kazajistán, Armenia, Bielorrusi­a, Azerbayán, Ucrania, Moldavia, Turquía y China) llegan tras una sanción de un año. Aunque las medidas son pocas dependiend­o del prisma desde el que se mire. “Espero que hayan aprendido ya. Aunque yo hubiese echado a los países involucrad­os de por vida. No tengo duda”, apunta tajante Lydia Valentín, una de las deportista­s más perjudicas por los tramposos. La española es una de las bazas claras de medalla para la Selección, pero lo hará “en un campeonato diferente”. “Una lesión en la parte final de la preparació­n me ha lastrado y hemos decidido no hacer la bajada de peso para no forzar y competiré en una categoría de peso superior que la mía (81 kilos). Pese al cambio, obviamente el objetivo es volver con medalla”, apunta.

Así, Lydia intentará repetir el oro del Mundial de 2017, pero en una nueva categoría. La suya, igual que las existentes hasta hoy, ha desapareci­do. Para buscar récords reales y limpios, la IWF ha modificado los pesos corporales. En su caso tendrá que cambiar en Tokio de 75 a 76 kilos, pero a otros, como la segunda baza española, Josué Brachi (campeón europeo) le afecta más. De competir en 56 kilos lo haría en los Juegos en 61 (categoría olímpica más baja). “Para este Mundial salgo en 55 kilos, estoy cómodo y creo que puedo hacer un buen papel. Mirando a Tokio, subir a 61 para los Juegos es complejo”, revela el español. Aunque eso es futuro, de momento sólo piensa en lo que tiene entre manos. La Selección se estrena hoy con Atenery Hernández (55 kg) y mucha ilusión. El éxito en el Europeo no se olvida, van a por más.

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BAZAS. Josué Brachi y Lydia Valentín, principale­s opciones de medalla.

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