Punto de oro en un día de perros
Valoro el punto, y el hecho de que el Valladolid, en su peor día, no perdiera. Fue mejor el Eibar, estuvo más preciso en una mañana lluviosa. Y es precisamente esta faceta la que te da o te quita confianza. Tampoco se puede decir que el equipo de Mendilibar barriera a su rival, pero sí mandó y lo que es peor, logró que el equipo de Sergio no disfrutara sobre el campo.
Y lo hizo basándose en una presión alta con un nivel de energía extraordinario que fue creciendo a medida que pasaban los minutos, incluso cuando se quedó con uno menos. Es lo que hay, seguro que nos vamos a encontrar con más equipos que te igualen en los kilómetros recorridos, en la intensidad de los duelos, en el compromiso colectivo. Aún así a este Pucela es muy difícil ganarle y sólo su coraje le acercó al gol en la recta final. El punto, tal y como se dieron las cosas, es bueno, quien sabe si decisivo al final de temporada. Y, ahora, a seguir.
Los focos se ponen sobre Enes Unal, sobre la falta de gol, cuestión que el propio técnico reconocía que supone una preocupación, pero creo que ayer el Valladolid perdió la iniciativa del partido en el medio campo. Es cierto que el turco debe ganar algún balón más para sus compañeros e incluso fabricarse algo donde parece no haber nada, pero la verdad es que ayer el Valladolid no generó fútbol ofensivo como para juzgar demasiado al que tiene que finalizar. Y no lo hizo, entre otras cosas, porque apenas pudo contar con Nacho en ataque. Mendilibar reconoció que ordenó a Orellana que no le siguiera y ese duelo territorial lo ganó el chileno. Tampoco fue el día de Míchel y Alcaraz, no fueron un desastre, pero claro, estar al nivelazo de estas últimas jornadas es muy difícil. Ayer sufrieron, les costó robar, también salir, y el equipo lo notó. Son días y cosas que forman parte de la normalidad. Hay que seguir incidiendo con valentía.