AS (Valladolid)

“Dedico a mis caballos más de siete horas al día”

HÍPICA Doble medallista olímpica, mundial y europea, Beatriz FerrerSala­t (1966) lidera la doma española. Ferrer-Salat

- ENRIQUE OJEDA

con Madrid Usted Horse mantiene Week: un participa idilio cada año y siempre gana. —Me encanta Madrid y me gusta participar en esta competició­n que organizan unos buenos amigos míos. Este año además tenía el aliciente de disputarse por primera vez una competició­n de la Copa del Mundo. —En un deporte mixto como el suyo, es la única mujer en la Selección, y el único español con dos medallas olímpicas. —Me tratan bien mis compañeros en la Selección. Y sí, tengo dos medallas entre cuatro Juegos Olímpicos que he disputado; además, fui suplente en otro. —¿Ya está preparando el de Tokio? —Aún no tengo plaza. Conseguimo­s la clasificac­ión por equipos con el sexto puesto en los Mundiales Ecuestres, pero el billete es para España. Luego, en su momento, se decidirá quiénes van entre los que mejor estén. Somos cuatro o cinco jinetes por las tres plazas. —Es decir, empieza la cuenta atrás para ustedes. ¿Cómo se prepara? —La vida para nosotros, los profesiona­les del caballo, no es tan fácil como se cree. Por ejemplo, cada día me levanto a las cinco y media para dar de desayunar a mis caballos, porque necesitan comer casi dos horas antes de empezar los entrenamie­ntos. Y luego les dedico una hora a cada uno de los siete a los que monto. Por la tarde doy clases, y tres días a

la física; semana no es hago lo habitual preparació­n en la doma, esa manera. pero yo sí me cuido de —¿Por en un pueblo qué ha de decidido Barcelona vivir cuando los mejores se entrenan en los países del centro Europa? —Quería volver y tener a mis caballos aquí. Elegí un pueblo donde pudiese tenerlos y entrenarlo­s, salir al campo a montar, y que tuviese buena combinació­n para viajar. —¿Cómo hacen los viajes?

—Yo les transporto. Tengo el permiso para conducir camiones de 18 metros y remolques. Entre la moza y yo nos apañamos. Los caballos son muy delicados, pero se portan bien; están acostumbra­dos al ruido. —¿Qué es la peor experienci­a que ha tenido en la doma?

—Pongamos dos: una, cuando se me lesionó Fabergé en los Juegos de Pekín, que es peor a no ir; y otra, cuando se me murió un caballo en la vuelta de una competició­n. —¿Y lo mejor?

—Para mí, cuando empezamos a ganar medallas en los Juegos Mundiales, que fue antes que la plata y el bronce olímpicos en Atenas. —¿Podemos volver a ganar medallas olímpicas?

—Es muy difícil. Actualment­e hay tres países que están por encima por la calidad de sus caballos, Gran Bretaña, Alemania y Estados Unidos. Luego hay un grupo que estamos ahí. En la doma es tan importante un buen caballo como un buen jinete. —¿Su apellido le ha ayudado o ha sido un hándicap?

—Estoy encantada de ser Ferrer-Salat, pero hubo un tiempo que se cuestionab­a mi trabajo por ser la hija del presidente del Comité Olímpico Español. Desde ese punto de vista sí se puede decir que fue un obstáculo en su momento.

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