Escenario real para un equipo vivo

Ya estamos aquí. El dulce inicio de Liga no nos lo va a quitar nadie y los puntos tampoco, pero parece claro que estamos ante un escenario más normal, más previsible. De cualquier forma no me disgustó el equipo. Fue valiente y creo más fútbol que en otras ocasiones, pero se vio muy perjudicado por una falta de atención, de nervio defensivo en acciones puntuales, que ayer le hundieron y que no habían aparecido hasta ahora. Quizá tenga razón el técnico y esto vuelva a conectar al equipo a los pequeños detalles, porque el resto sigue vivo. No veo a un equipo roto, ni tampoco un equipo que vaya a situarse en zona europea toda la temporada. Por si alguien todavía no se había dado cuenta, vamos a sufrir, y mucho, pero sigo percibiendo confianza y capacidad para ganar puntos en cualquier campo.

Es cierto, el fallo de Masip fue letal. Porque en esos momentos el Valladolid había vuelto a vestirse de solvente, atacaba por dentro y por fuera con ocasiones muy claras para empatar el partido con casi media hora por delante. El tercer gol fue como un portazo en la cara. Pero me quedo con la reacción del público con el portero. Aplausos cada vez que intervenía después del gol, cuando lo más fácil hubiera sido cuanto menos la indiferencia o incluso la recriminación. Es una muy buena señal, son cosas que suman. Ahora llega un microciclo de partidos gordos antes de las vacaciones. Primero la Copa, luego a San Sebastián, recibir al Atlético de Madrid con lleno asegurado en Zorrilla y acabar en un San Mamés en horas bajas. No hay tiempo ni para lamentos ni para mirar mucho atrás. Hay que esprintar y disfrutarlo.