Dani y Basilio deslucen los méritos de Rayo y Depor
Sólo faltaron los goles en un bonito e igualado encuentro
Rayo Majadahonda y Deportivo firmaron las tablas en un partido igualado y sin goles, pero en el que ofrecieron un buen espectáculo para celebrar el primer partido disputado por los majariegos en el Cerro del Espino. Los gallegos suman su cuarto empate consecutivo a domicilio, mientras que los madrileños firman su quinto partido seguido sin perder como locales.
En medio del pequeño caos provocado por las obras, las ocasiones más claras del primer tiempo fueron para los gallegos partiendo de las botas de Carles Gil. La primera en un centro de Saúl que se paseó por el área sin llegar a conectar con el remate de Quique, la segunda en un pase atrás del propio Carles que el punta pucelano remató a las manos de Basilio. El Majadahonda se mostraba guerrero, agobiando al Deportivo, mientras que los de Natxo González fueron perdiendo peso en un duelo que se fue igualando en cuanto a fuerzas. Con poco más se fueron al descanso tras una gran parada, otra vez, de Dani Giménez para frustrar un cabezazo con mucha intención de Toni.
En una segunda parte que fue de menos a más, los dos equipos querían la tocar la pelota en busca de un gol que se resistía. Iriondo decidió sacar a su artillería pesada e introdujo a su bala más preciada: Aitor García. Pocos minutos le hicieron falta al atacante andaluz para armar un disparo envenenado que salvó Dani con un paradón cuando en la grada ya cantaban gol. Entre tanto, Galán la estampaba en el poste en otra clara ocasión.
El Depor comenzó a sufrir, a lo que se unía el cambio obligado de Carlos Fernández, que se marchó con molestias y al que sustituyó Borja Valle, que llevaba un mes sin jugar.
Arreón final. El marcador no se movió, pero no fue por las ganas de ambos equipos. El berciano rozó el gol en sus dos primeros toques. En uno remató fuera muy forzado y en otro hizo diana, pero en fuera de juego. Toni Martínez también vio cómo le anulaban un tanto y los últimos intentos se gastaron a balón parado, pero ya había quedado claro que no era el día de los atacantes.