AS (Valladolid)

Hernán define la sufrida clasificac­ión del Espanyol

El Cádiz tuvo el pase en el 92’, con un gol anulado a Karim

- IVÁN MOLERO REMATES

Anárquico y espontáneo, y siempre vertical, imaginó Rubi que nadie mejor para desatascar la eliminator­ia ante el Cádiz, que seguía 2-1 para los amarillos en el 72’ de la vuelta, que introducir a Hernán. Estaban todas las miradas puestas en Borja Iglesias, que había ingresado poco antes, pero fue el paraguayo quien en cuatro minutos obraría la remontada y el reencuentr­o de los pericos con la victoria, después de casi un mes.

Entre un Espanyol con bastantes titulares y un Cádiz con diez caras nuevas, nadie escondió sus intencione­s: los pericos, a controlar el juego en busca del 1-0 que les diera el pase; los amarillos, a esperar que el reloj marcara las horas. Sin embargo, salían de la guarida los de Cervera lo justo para tratar de sentenciar. Lo tuvo Perea sobre la media hora, en un cabezazo ligerament­e desviado. Y respondió el Espanyol al borde del descanso con una triple ocasión de Piatti y el atrevido Puado, goleador en la ida.

Devolvería Carrilo el escalofrío a Cornellà en la reanudació­n con otro testarazo, esta vez certero, y que repelió Roberto para redimir su clamoroso error en el encuentro de ida. Fue como un pellizco para el Espanyol, que espabiló definitiva­mente. Entre David Gil y Kecojevic salvaron las repetidas intentonas de Baptistao antes de que Rubi diera entrada ya a Borja Iglesias, autor de seis de los últimos siete goles pericos esta temporada.

Sin embargo, el cambio crucial no sería el del ‘Panda’ sino el de Hernán. No en vano, se trata del jugador más imprevisib­le de la plantilla perica. Y así se erigió en héroe de la noche, irrumpiend­o desde la izquierda y no desde su banda, para abrir a Baptistao y recoger la asistencia del joven pero descarado Pedrosa.

La remontada, cortita y al pie, pudo quebrarse con un gol de Karim en el 92’, anulado por fuera de juego.

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EVITÓ MÁS GOLES. David Gil despeja uno de los muchos balones que merodearon su portería.
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