■De Cibeles a Neptuno
El Atlético ha insistido durante dos años con Marcos Llorente. Ayer se anunció su fichaje. El centrocampista llega para ocupar el sitio que dejó Rodrigo, un canterano rojiblanco que se marcha. Mientras, otro crecido en el Real Madrid abraza el proyecto colchonero.
El fichaje de Marcos Llorente por el Atleti es histórico. El acuerdo del club del Metropolitano con el Madrid marca un antes y un después en las relaciones de ambos clubes. Este fichaje supera frustraciones y complejos del siglo pasado cuando en los 80 la contratación de Hugo Sánchez destrozó el corazón de muchos atléticos, desazón refrescada en los 90 al ver triunfar en el Madrid a Raúl, que se marchó por el histórico error de Jesús Gil de cargarse la cantera (ahora cuenta con una de las mejores Academias del mundo).
En 2017 el Atleti ya intentó fichar a Llorente y Florentino se negó en redondo, al estilo Gil Marín a la inversa. Ahora ha accedido a la venta porque Marcos le ha venido a decir: “Presi, yo soy canterano desde niño y mi sueño era triunfar en el primer equipo, pero Zidane no me quiere y el Atleti sí me quiere. Yo no me quiero ir a Roma ni a Londres, quiero seguir viviendo en Madrid en mi nueva casa, que es el Atleti, que es donde me quieren”. Llorente quiere triunfar en el Atleti. Luchará con coraje y corazón por su nuevo escudo. Marcos sabe ya lo que es el Atleti en su familia. Su tío abuelo era aficionado del Atleti de joven, su abuelo ayudó al Atleti en el 64 y su padre armó el taco por la banda del Calderón. Marcos Llorente es un fichaje de época. De Cibeles a Neptuno.