Los Hernangómez, en un punto de inflexión
La Selección necesita su confirmación en el Mundial
Los hermanos Hernangómez tuvieron una mala noche en Anaheim. A Juancho, después de un buen robo de balón culminado con canasta en el primer cuarto, se le apagaron las luces y en las acciones individuales pareció quedarse siempre a medio palmo de la canasta. Willy, por su parte, concedió mucho en defensa y en ataque no tomó las mejores decisiones. Y eso que tiró mucho. El mayor de los Hernangómez Geuer, 25 años, se fue del Honda Center con un 3/12 en tiros, repartidos en 0/2 de tres y 3/10 en el lanzamiento de dos. Un 25% que clavó también su hermano Juancho: 2/7 de dos y ningún triple acertado de dos intentos.
Rumbo al Mundial de China, el rol de los Hernangómez se hace muy necesario en la Selección. Juancho apunta a titular y Willy, a darle los minutos
de relevo de calidad a Marc. El primero debe estar consistente en esa posición de cuatro que intercambiará con Claver. Y el segundo está obligado a sacrificarse en defensa y aprovechar su indiscutible talento en ataque. Con Marc y Ricky como líderes absolutos de la Selección y Rudy, Llull, Claver y Ribas como jugadores expertos que sabrán jugar su papel, los Hernangómez están obligados a ser el avituallamiento que dé energía al equipo y el salto de calidad a la segunda unidad.
Después de las apariciones de Willy en los Juegos de Río y de Juancho en el Eurobasket de 2017, es el momento de que se establezcan como jugadores de importancia. Salvando distancias, momentos y talento, para Scariolo sería un regalo que los Hernangómez jugasen un papel relevante como el que Rudy y Marc con 21 años y el Chacho con 20 interpretaron en el Mundial de Japón en 2006. Hay gente dispuesta a pedírselo. Marc Gasol lo resumía así en la entrevista que concedió hace unos días a AS en Estados Unidos: “Willy lleva desde 2015. No son (ni él ni Juancho) jugadores recién llegados ni mucho menos. No es su primer año. Aparte de por razones de necesidad, debemos aprovechar lo que tienen por el talento que poseen. Cargar gas, quitar gas, eso también va a depender de Sergio”. Y también depende de ellos. Ya no son relleno. Es un verano muy importante para sus carreras.
Refuerzos Marc y Ricky necesitan ayuda desde la segunda unidad
L a Selección dejó la soleada California con la sensación de haber ganado tiempo. Contra quien pudiera pensar que el traslado a Estados Unidos era diabólico en mitad de la preparación para el Mundial, y más con el viaje a China tan próximo, se equivocaba. “No es ideal”, como reconoció Marc Gasol; y Scariolo
también le puso cierta pega, pero la historia está llena de monotonía en las concentraciones que acaba derivando en desgaste y roces antes de lo realmente importante. El viaje a Los Ángeles ha sido un break oportuno que ha coloreado la preparación y en el que además todo ha salido redondo a nivel logístico, deportivo y humano. España fue capaz de competir contra Estados Unidos en Anaheim y además ganó imagen y prestigio internacional.
Pero el stage de California ha sido más. Gracias a su estratégica situación en Marina del Rey, la Selección ha sido capaz de establecer en tan corto espacio de tiempo una rutina productiva. Scariolo y sus ayudantes han trabajado con discreción y en el anonimato en el modesto St Bernard High School. Cuatro entrenamientos de calidad, ni uno más, en un pabellón que han convertido en su casa. Y al final de las sesiones, Rosalía a toda mecha. Era necesario no cargar las piernas de los jugadores ni tampoco sus cabezas. Por eso las tardes siempre han sido libres: trabajo específico para alguno, paseo por Venice y cenas cada uno a su aire menos el viernes, cuando el presidente Garbajosa se los llevó a hacer piña. El entrenamiento invisible es a veces el más importante.
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