De Japón a China, de 'Baby Shaq' a Antetokounmpo
Grecia, la última que derrotó en duelo oficial a los NBA
Estados Unidos no ha vuelto a perder un partido oficial con jugadores NBA desde que, el 1 de septiembre de 2006, Grecia la derrotó 95101 en Saitama en uno de los partidos más memorables de la historia del Mundial. Pocas lecciones de humildad para el universo NBA como aquel increíble trueno griego con Schortsanitis corriendo contragolpes por el carril central, Papaloukas dando un clínic de asistencias y Spanoulis y Diamantidis martilleando el aro de un equipo que, escarmentado de los desastres de 2002 y 2004, había acudido a la cita con LeBron, Carmelo y Wade, entre otros. Lo que vino después de aquello fue la concentración de Las Vegas en 2007 para poner las bases del Reedeem Team que arrancó en los Juegos de Pekín. Desde aquella derrota en Japón en 2006, los norteamericanos llevan 56 victorias seguidas en torneo oficial con sus NBA.
Grecia está obligada a cerrar el círculo hoy en Shenzhen. La derrota contra Brasil le ha dejado en una situación límite porque si pierde y los de Aza Petrovic ganan a la República Checa, estará fuera del Mundial. Todos los ojos miran a Giannis Antetokounmpo, MVP de la NBA: los helenos han cambiado sus históricas coordenadas de juego para darle prioridad (lógica) al Greek Freak. Jugadores como Sloukas, habituados a amasar mucho el balón, pierden algo de protagonismo. "No está sólo él. Tienen un par de jugadores grandes, un par de tiradores", ha dicho Khris Middleton, su compañero en los Bucks. Efectivamente Hellas es algo más que Anteto: los veteranos Bourousis y Printezis; los clásicos Sloukas, Papanikolaou y Calathes...
Estados Unidos, mientras, activó todos sus mecanismos de autodefensa contra Turquía y si salió milagrosamente viva, va a ser difícil derribarla. Los jugadores han entendido que esto no es la liga regular, ni siquiera los playoffs. Joe Harris lo compara con el March Madness: "Aquí hay sorpresas todo el rato". Popovich no podrá contar con Tatum y Smart está tocado. Para EE UU no es un match ball y se podría permitir una derrota. O no. Tras 56 victorias seguidas nadie quiere llevar esa mancha puesta.