“No fue mi mejor día... pero tampoco el peor”
Valverde minimizó pérdidas con la ayuda de Soler
Alejandro Valverde apareció entre la niebla de La Cubilla a rueda de Imanol Erviti, que venía de la fuga y le pudo hacer los últimos metros. Marc Soler fue su gran aliado cuando el murciano flaqueó tras los ataques de Miguel Ángel López, el gran animador de la ascensión final. No era la cara del Acebo, donde de verdad se sintió bien, pero tampoco quería derrotismos: “No resultó mi mejor día, pero tampoco el peor. En el Acebo gané 41 segundos y ahora pierdo 23. Pues bueno, una cosa por la otra”.
El murciano, que llegó a esta Vuelta afirmando que Nairo era el líder del Movistar, ya sabe que a sus 39 años es el encargado de sacarle la cara al equipo español en la general (llevan dos triunfos de etapa). Más cuando Nairo, que volvió a dejarse tiempo (2:34 con
Roglic, 2:11 frente a él y ya es sexto), parece totalmente desconectado ya de una carrera que comenzó con una victoria en Calpe. Ya en el Acebo, y habiendo anunciado su marcha al Arkea francés cuando vestía el maillot rojo, mostró que su estado no es el mejor a estas alturas y aseguró sentirse “cansadísimo”. Tampoco desde el punto de vista moral, cuando afirmó que no iba a llorar “por algo que no lo merece”. Habrá que ver cuál es su función durante la última semana…
De momento, todas las esperanzas de acabar en el podio de Madrid recaen de nuevo en un Valverde que quizá no esperaba esta situación. “¿Si queda terreno para ganar la Vuelta? Claro, y para perderla, y para muchas cosas”, analizó. Pero también es optimista por el hecho de que “a Roglic se le vio alguna debilidad cuando López atacó”.
Y, a pesar del mal momento de Nairo, sigue teniendo compañeros que le echan una mano en la montaña: un Marc Soler al que, tras los aspavientos de Andorra, se le ve entregado a su jefe de filas: “Estuvo fantástico, fue vital que estuviera ahí”.
Y eso que el catalán hizo un movimiento durante la subida algo extraño si Valverde no se sentía con muchas fuerzas, cuando se marchó por delante del grupo de favoritos. El murciano sí le encontró una explicación lógica: “Siguió el ritmo y estaba esperando a ver si yo era capaz de llegar por detrás”.
Tramo final “Hay terreno para ganar la Vuelta y también para perderla”