El camino se comenzó a forjar en Benahavís
Quino Colom, desde el inicio: de Podgorica a Pekín
Mientras los jugadores NBA estaban en plena temporada y los Euroliga jugaban partidos con sus clubes, el 24 de noviembre de 2017, Quino Colom estaba en misión especial en Podgorica. Gracias a la España de las Ventanas, que ganó aquella noche en Montenegro, a Eslovenia en Burgos dos días más tarde y que vivió tardes especiales como aquella de la canasta mágica de Colom en Madrid contra Letonia, hoy la Selección está en la final de un Mundial. Pero este logró no empezó en Montenegro. Fue incluso antes.
A Scariolo se le encendió la bombilla y, viendo que el Mundial podía correr peligro de verdad, se sacó del bolsillo una concentración en Benahavís (Málaga) para empezar a poner las bases del equipo que tenía que jugarse la clasificación. “Allí se empezó a forjar el camino”, dice Colom, básico en los triunfos de la Selección junto a Fran Vázquez, Jaime Fernández, Rabaseda, Sebas Saiz, Pablo Aguilar...
Pasadas todas las pantallas posibles del videojuego, Víctor Claver, 30 años, tiene hoy el desafío final del Mundial. El último rival, no obstante, es el más temible de todos: Luis Scola. Hace más de un mes que el cuerpo técnico de la Selección, en un largo trabajo de previsión, empezó a trabajar en los posibles rivales que se encontraría después de la primera fase. Trabajando sobre la hipótesis de que se ganarían los tres partidos del arranque y que podría perderse contra Serbia, el rival más probable de cuartos era Argentina. Aunque ni Marc Gasol ni Campazzo jugaron ese día, el amistoso de Ningbó fue un buen ejemplo del nivel de exigencia física al que Argentina podía llevar a España. Ya por entonces, los ayudantes de Scariolo pensaron que Claver sería una buena opción para Scola.
Camino de los 40 años, la leyenda argentina (19,3 puntos y 8,1 asistencias de
media en el torneo en casi 29 minutos sobre la cancha) ha cambiado en cierto modo su estilo de juego, que ahora es más de cara a canasta. Ese puede ser el momento de Claver, que tiene explosividad, piernas rápidas, experiencia para puntear los tiros de fuera, sostener penetraciones y correr para atrás los contragolpes.
Claver parece preparado. Más maduro que nunca, ya paró a Gallinari en el partido contra Italia, a Ponitka ante Polonia y fue el jefe de la zona (caja y uno) que tan bien funcionó en los momentos decisivos contra Serbia y Australia. No es solo su nivel de confianza en defensa, es su determinación. No hay mejor botón de muestra que su lanzamiento a cuatro metros y medio, cuando Australia había empezado ganando la prórroga (80-82). La pelota entró limpia. Luego volvió a hacer su trabajo defensivo. Impecable como en todo el Mundial. Seguro que el gladiador Claver está preparado para el último esfuerzo.
Trabajo El alero paró a Gallinari contra Italia y a Ponitka ante Polonia en cuartos