AS (Valladolid)

Dos asientos libres.

- MIKE MAESTRE LA NOTICIA

Los Lakers vistieron de emotividad la jornada de la NBA con un trabajado homenaje al fallecido Kobe Bryant, su héroe caído, la estrella que les iluminó durante 20 años y que ahora les hace apagar las luces del Staples Center para poder llorar. Los jugadores llevaron parches con las iniciales de su nombre y camisetas de entrenamie­nto personaliz­adas con el 8 y el 24, al igual que todo el pabellón. Mientras, a pie de pista, se dejaron dos asientos libres con rosas en honor a Kobe y a su hija Gianna; las compañeras de equipo de la joven presenciar­on el encuentro. Tributo completo para una de las leyendas que más se ha merecido tales honores y al que los Lakers siempre guardarán en su corazón.

“El domingo entendí lo que significa la palabra familia y es lo que he visto aquí. Es lo que estoy viendo toda la semana: no solo por parte de jugadores, entrenador­es,

El Staples no se llenó del todo. Entre los casi 19.000 asientos del pabellón angelino, hubo dos que se quedaron vacíos en recuerdo de Kobe y de su hija de 13 años, Gianna, fallecida en el mismo accidente.

organizaci­ón... es todo el mundo. Kobe fue como un hermano para mí. Ambos compartimo­s la misma determinac­ión y las

mismas ganas de ganar. Quiero continuar con su legado todo el tiempo que me quede en el baloncesto porque eso era lo que él quería. En palabras de Kobe Bryant ‘Mamba Out’, pero en las nuestras ‘no te olvidaremo­s’. Eres eterno, hermano”, dijo en un emotivo discurso LeBron. Lo hizo en el centro de la pista acompañado de dos grandes coronas de flores con las formas del 8 y del 24.

James, estoico durante todo el acto, rompió a llorar cuando el grupo de Philadelph­ia (donde nació Kobe) Boyz II Men interpretó con una alta carga de emoción el himno nacional. Y como todo el pabellón al escuchar el Amazing Grace (Sublime Gracia) en boca del intérprete Usher, que acompañó su música de un vídeo con

Tributo Los jugadores llevaron parches con la ‘K’ y la ‘B’

imágenes, familiares y deportivas, de Bryant. Y se escuchó una vez más su voz, que resonó en un Staples roto por la pérdida de uno de sus hijos predilecto­s a la prematura edad de 41 años.

Los tributos a su persona no quedaron ahí. Antes del partido contra Portland Trail Blazers, los jugadores de los Lakers, la franquicia a la que obsequió con cinco anillos de campeón más, fueron presentado­s, uno a uno, como si todos ellos fueran él: “Escolta, con el número 24, 1,98, desde el Lower Merion, Kobe Bryant”.

No era el ambiente propicio para jugar al baloncesto, pero ambos equipos se forzaron a ello, con un Damian Lillard que honró a su rival como él hubiese querido: sacó la mentalidad de la Mamba Negra y acabó con 48 puntos. Ganó Portland (119-127). Tampoco importó.

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