“Hay cosas que no me han gustado” Rakitic
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¿Se ha planteado irse del Barça otra vez en este mercado de invierno?
—Ha habido cosas que no me han gustado. Lo sabe la gente que toma decisiones y lo sabemos nosotros. Aquí no estamos para reír ni para hacer bromas. Lo mejor para el club tiene que ser lo mejor para nosotros. Intenté aceptar las cosas y ahora quiero disfrutar.
—¿Quiere cerrar una etapa? —Quiero pasar página. Trabajar de la mejor manera posible. Y quiero que mis compañeros, técnicos y afición sepan que estoy al cien por cien. Varias cositas no me gustaron pero no es el momento de hablar de esto.
Fueron doce minutos de mayor gloria para esta nueva asociación futbolística, la que protagonizan Lionel Messi y Ansu Fati. El resultado final, 2-1, le resta brillo a ese dúo, pero lo cierto es que el joven y el veterano tuvieron momentos de inquietante brillantez, propia de jugadores que, en un tramo y en otro de sus respectivas carreras, cultivan las facultades de intuición y desparpajo que hacen del
fútbol una bella armonía.
Messi es un jugador constante, obsesivo; teje con rapidez sensaciones que tienen como objetivo la portería; parece que Fati se está preparando para imitarle, pero mientras tanto se ocupa de parecer más artístico. Sería, al fin, y con las reservas a las que obliga escribir antes de tiempo sobre estos fenómenos, una combinación de este Messi y de Ronaldinho.
Es prematuro, pero lo cierto es que Messi ha adoptado a este muchacho; lo busca y le sirve de inspiración. Y esta es la consecuencia más interesante de un partido en el que el Barça aún expone las dudas que lo convierten a la vez en contundente y frágil, como esos helados que combinan lo frío y lo caliente.