AS (Valladolid)

Lleva tres goles y es pichichi en el 2020 de los madridista­s

- M. DE LA RIVA /

Apenas había jugado 232 minutos hasta su titularida­d por sorpresa en la visita del PSG al Bernabéu el pasado mes de noviembre, pero tres meses después Isco se ha convertido en uno de los jugadores con más protagonis­mo en el esquema de Zidane y uno de los remedios para paliar la miopía del equipo blanco ante la portería rival. El malagueño ha pasado de ser el 21º jugador en minutos en los tres primeros meses de temporada (por detrás de Rodrygo, James, Militao u Odriozola, entre otros) a erigirse como el máximo goleador del Madrid en 2020 con tres tantos. Al City le marcó su tercer gol del año natural (también de la temporada), desempatan­do con los dos tantos que llevan ocho jugadores: Lucas Vázquez, Nacho, Benzema, Kroos, Modric, Ramos, Varane y Casemiro.

Isco comenzó la temporada castigado por las lesiones y olvidado por Zidane. Una dolencia muscular en el bíceps femoral derecho le mantuvo cuatro semanas en el dique seco. Hasta aquella oportunida­d contra el PSG sólo había sido titular en dos partidos: ante el Valladolid en el Bernabéu y en la catártica derrota en Mallorca. Se plantó en el once ante los parisinos con sólo 232 minutos de competició­n en las piernas.

Desde entonces Isco ha sido titular en todos los partidos importante­s: el primer Clásico, los dos partidos de la Supercopa de España, el derbi... Zidane le ha encontrado acomodo en cualquier circunstan­cia. En la semifinal contra el Valencia en Arabia, el francés alineó un centro del campo con cinco efectivos que repitió ante el Atlético. Ha sumado 992 minutos y sus tres goles han mitigado los problemas del Madrid en ataque pese a que su promedio goleador (un tanto cada 408 minutos) es su peor registro de las últimas cuatro campañas.

Si hay un futbolista en nuestro país que deba estar agradecido a su entrenador, ése es Isco. El malagueño cayó en el ostracismo más absoluto hace un año cuando Solari era el jefe del banquillo del Bernabéu. El genio de Arroyo de la Miel segurament­e cometió algún error en el trato con el argentino, pero es verdad que Solari lo condenó a la suplencia de forma inmiserico­rde, lo que también acabó lastrando al equipo en los partidos en los que sobraba testostero­na y faltaba talento. Isco tiene una legión de fans y otra igual de numerosa de detractore­s. Su fútbol pausado y paciente pone de los nervios a los que sólo les gusta el sonido de las cataratas. Pero que nadie olvide que cuando Isco ha tenido la confianza de su cuerpo técnico y de sus compañeros ha estado a la cabeza de las dos últimas Champions, en Cardiff y Kiev (dejando en el banquillo al mismísimo Bale), y siendo el mejor en la versión más agradable de la España de Lopetegui (¿recuerdan aquel 3-0 a Italia en el Bernabéu?).

ZGoleador

idane, que era un artista con el balón en los pies, se ha empeñado en salvar al soldado Isco y si el cuento termina con final feliz, habrá que darle un alto porcentaje del éxito al marsellés. Isco fue de los que más corrió y dio la cara ante el City, añadiendo a eso el gol que no fueron capaces de meter Benzema ni Bale los 15 minutos que estuvo. Isco debe jugar.

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Isco celebra su gol al Manchester City el pasado miércoles.

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