AS (Valladolid)

“Era un chico muy suelto en el campo, pero muy tímido fuera de él”

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—¿Por qué ahora le resulta más difícil?

—Es una cuestión de dejarle jugar. Con minutos el jugador gana confianza y los goles llegan de forma natural. Estoy seguro de que con continuida­d marcará muchos goles.

—Vinicius empezó a jugar en su Sao Gonçalo natal. ¿Cómo es?

—Se trata de una ciudad con mucha gente, el segundo municipio de Río de Janeiro. Es de personas muy humildes, con muchas carencias, donde la mayoría de las personas residen en ella pero tienen que trabajar fuera.

—¿Les pasaba eso a los padres de Vinicius?

—La madre se quedaba en Sao Gonçalo y el padre se fue a trabajar a Sao Paulo, en otro estado. Era técnico de instalacio­nes. Ella llevaba al niño a los entrenamie­ntos y cuidaba de esas cosas.

—¿Es una zona peligrosa?

—Sí, sí, mucho. Ahora, más que en aquella época. Hay mucha pobreza también.

—¿Por qué fue a su escuela?

—Porque se lo aconsejó un amigo del padre. También ayudó que fuera una escuela de Flamengo porque la familia era flamenguis­ta, es el club de su corazón.

—De allí se fue al Mengao.

—Sí, estuvo con nosotros de 2006 a 2012. Hablábamos continuame­nte y de los 10 a los 12 años se entrenaba en la cantera de Flamengo y en la escuela.

—¿Cómo era jugando?

—Desde los primeros entrenamie­ntos llamó mucho la atención de la gente, y eso que se

Su niñez

entrenaba con chicos mayores que él. Con siete años jugaba con los de nueve con mucha soltura, sin miedo.

—¿Qué tipo de niño era?

—Era un chico suelto y muy rápido en el campo, pero muy tímido fuera, hablaba poco… Después comenzó a soltarse. En el campo ya llegó muy suelto

(risas). Le conseguimo­s la mochila para entrenar porque tenían dificultad­es económicas. Vimos el desparpajo que tenía y le ayudamos cuanto pudimos. También con algunas botas, aunque los padres siempre acababan arreglándo­selas y luego consiguió un contrato con Nike.

—¿A quién le recordaba Vinicius?

—Siempre fue un jugador muy rápido, con unas caracterís­ticas muy propias de él mismo. No se le puede comparar. Tomaba decisiones muy rápidas, actuaba con velocidad. No tenía comparació­n por eso. Quizá, de niño, por su forma de jugar, su rapidez, a Robinho, pero no es comparable. Como ahora: Vinicius es Vinicius.

—¿Cómo quién quería ser?

—Soñaba con convertirs­e en jugador profesiona­l tanto del Madrid como de la Selección brasileña. Eran sus objetivos de vida.

—¿Era del Madrid?

—Era de Flamengo, pero hablaba del Madrid y de Cristiano.

—¿Ha tenido detalles con ustedes siendo ya profesiona­l?

Robinho “Quizá por su forma de jugar en el campo me recordaba a él de niño”

—Siempre que jugaba en Flamengo venía con los trofeos que ganaba. Volvía para hablar con los niños y con sus padres.

—¿Hablan con él a menudo?

—Siempre que viene a Brasil nos habla y, si puede, viene a la escuela, aunque ahora por sus compromiso­s es más difícil. Siempre que puede nos atiende. Y siempre vamos hablando también por teléfono.

—¿Ha estado en Madrid?

—Sí, el año pasado. Nos quedamos en su casa diez días. Siempre nos han tratado con mucho cariño.

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Abrantes, el descubrido­r de Vinicius, posando con el ahora madridista cuando este era niño.

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