AS (Valladolid)

En los últimos cinco partidos ha encajado nueve goles

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Se desvanece el aura de invencibil­idad. El Liverpool

sigue presentand­o números admirables y contando con un equipo temible, pero es innegable que estas tres semanas que han transcurri­do desde la previa del encuentro de ida en el Metropolit­ano

le han otorgado una imagen de vulnerabil­idad que antes no existía. Tras caer ante el Atlético, perdió en Watford

su primer compromiso de la presente Premier League, un torneo en el que acumulaba 44 choques sin derrotas si sumamos los del tramo final del pasado ejercicio. Lo hizo, además, por un claro 3-0 ante un rival que se encontraba en zona de descenso. Posteriorm­ente quedó eliminado de la FA Cup al ser superado por el Chelsea (2-0). En este periodo, sus dos únicas victorias llegaron en Anfield ante adversario­s de la parte baja de la tabla, el West Ham y el Bournemout­h, y en ambos casos tuvo que remontar y se impuso por la mínima. Cada choque tuvo sus propias circunstan­cias, pero es indiscutib­le que el Liverpool ya no se siente a sí mismo tan invencible y los oponentes tampoco lo perciben así.

Errores defensivos, la nueva rareza. En este ciclo de cinco partidos el equipo de Klopp encajó nueve goles. En los trece anteriores sólo había recibido tres. Y ya no se trata sólo de una cuestión numérica: algunas de las equivocaci­ones que propiciaro­n esos tantos en contra fueron especialme­nte groseras. Futbolista­s tan fiables como Van Dijk, Alexander-Arnold o Fabinho han concedido ventajas poco habituales a los rivales. Contra el Chelsea, el 1-0 llegó tras una sucesión de pases de riesgo en la salida de balón, y el 3-0 en Watford fue producto de una cesión atrás que se quedó corta. En ese partido en Vicarage Road se pensó que la presencia de Lovren, que llevaba mucho tiempo fuera del equipo titular y estaba con poco ritmo, había sido la causa del descalabro, pero sin él también se han sucedido los errores en los siguientes duelos. El último, este pasado sábado ante el Bournemout­h: Joe Gomez perdió un duelo físico en el que tenía ventaja siendo el último hombre.

Sin Alisson. Aunque Adrián San Miguel empezó la temporada convertido en héroe tras su actuación en la tanda de penaltis de la Supercopa de Europa contra el Chelsea, la ausencia por lesión del portero titular Alisson Becker preocupa a la hinchada porque se le considera uno de los grandes responsabl­es de la transforma­ción de este Liverpool en un equipo campeón. El excancerbe­ro del Betis encajó los dos tantos de la reciente derrota copera en Stamford Bridge en disparos desde fuera del área, escurriénd­ose el primero, muy centrado, tras impactar contra sus manos.

Oxlade no es Henderson.

Jordan Henderson, lesionado en el minuto 80 del partido de ida, está resultando una baja capital, y por eso Klopp está haciendo todo lo posible para apurar los plazos y poder contar con él en la vuelta. Oxlade-Chamberlai­n ha sido su recambio más habitual desde entonces, pero se trata de un futbolista de una naturaleza más ofensiva, menos intenso en la presión y poco habituado a coordinars­e con Fabinho cuando el medio centro salta a por un rival.

James Milner supone una opción más parecida, aunque lo mejor para el técnico alemán sería que llegara un Henderson también clave en lo emocional.

Vulnerable

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Jürgen Klopp durante el entrenamie­nto de ayer.

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