El Liverpool, un león herido ante el Atlético

Si Simeone, que ya es perro viejo en estas cosas, sigue con los pies en la tierra, no debe gustarle ni un pelo la situación emocional en que se llega a esta vuelta de los octavos de final. Si en la ida era el Liverpool el que llegaba con la vitola de favorito, la pobre situación que atraviesan los reds en las últimas fechas puede inducir a pensar en que el Atlético puede hacer sangre en Anfield, que tiene la mitad del trabajo hecho o que sólo es cuestión de dar la última estocada. Y ni mucho menos. Este equipo, en su templo y sobre todo en Europa, es un depredador que lleva dos años devorando rivales.

La sabiduría popular dice, además, que un león nunca es tan peligroso como cuando está herido, y a este Liverpool llevan un mes haciéndole sangrar. Resulta difícil pensar en un mejor momento que una vuelta de Champions ante los suyos para que un equipo como este, que estaba encadenando un registro de leyenda, deje de estar panza arriba, se revuelva y se líe a lanzar dentelladas a diestro y siniestro. Hasta que el árbitro no pite el final, que nadie le subestime. Dicho esto, sí, el campeón de Europa está herido, sobre todo en la retaguardia, donde Adrián San Miguel claramente no es Alisson y a algunos defensas parecen empezar a temblarles las piernas, por lo que si los atléticos consiguen superar los cantos de sirena que les tienten a verse como favoritos, podrán cazar, en uno de los peores años del Cholo, al rey de la selva.