AS (Valladolid)

“Podemos tirar un trabajo de tres años”

Mireia y Vall piden recluirse en un CAR para entrenar en la piscina, como en Italia

- A. MARTÍNEZ /

En una casa de Vallirana, con su marido, Jessica Vall se entrena en una pequeña habitación con una bicicleta estática y un ordenador enfrente. “Me adelantan todos en el juego virtual”, se ríe la medallista mundial. Por videoconfe­rencia, Fred Vergnoux se comunica a la vez con Jimena Pérez, que está en Santander; Mireia Belmonte, en su Badalona natal, y Alberto Martínez, en Murcia. Joanllu Pons corretea por su casa de Sóller, mientras que Lidón Muñoz o África Zamorano, que viven en pisos en Barcelona, cuentan con menos medios.

Hace apenas cuatro días, todos ellos estaban concentrad­os en el CAR de Sierra Nevada con todos los recursos. Pero el estado de alarma provocó que alquilaran unas furgonetas para volver a Barcelona. “Queríamos ir al CAR de Sant Cugat y confinarno­s. Pero el positivo de un trabajador cambió los planes”, dice Jordi Jou, técnico del CN Sant Andreu.

Estos días, tanto Mireia Belmonte como Jessica Vall alzan la voz para reclamar una solución a su situación. La propia Irene Lozano, presidenta del Consejo Superior de Deportes (CSD), reconoció en El Larguero: "Me preocupan especialme­nte los nadadores". Ellos piden poder acceder a la piscina o "confinarno­s en un centro de alto rendimient­o", como apunta Vall. Una solución que se aplica en Italia, donde el CONI (organismo que controla el deporte) ha hecho todo lo posible por que la actividad no pare. Es de interés general.

Todos los deportista­s sufren las consecuenc­ias del aislamient­o y del cierre de los equipamien­tos, pero más un nadador, apartado de su hábitat. “No nos preocupa la primera semana. De hecho, después del Open (que se debía celebrar del 1 al 5 de abril) ya teníamos pensado dar descanso. Los problemas vienen si todo se demora más”, soslaya Jou. "Podemos tirar el trabajo de tres años", reclamó Mireia.

En Málaga, donde Xavi Casademont entrena a Paula Ruiz y Alba Vázquez, la situación es idéntica. “Ambas viven en pisos con sus padres en Málaga y Huelva, pero las condicione­s para entrenarse son mínimas. Solo pueden hacer mantenimie­nto”, añade. Y se muestra más apocalípti­co: “Perder un mes es mortal. La clave de todo estará en cuándo volverán las competicio­nes. Paula tiene el preolímpic­o de aguas abiertas a finales de mayo. Si no podemos nadar, no habrá opciones de quedar entre las diez primeras”.

Casademont reconoce que esto para los nadadores es “peor que unas vacaciones”. Ahora no pueden hacer nada, mientras que alza la voz. “¿La gente puede ir en metro a trabajar y los deportista­s no pueden nadar en instalacio­nes cerradas o correr?", dispara.

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Jessica Vall, en su domicilio de Vallirana, entrenándo­se con la bicicleta y un ordenador.
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Vergnoux, con Mireia, Jimena y Martínez.

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