AS (Valladolid)

La economía del ciclismo, en peligro

El deporte se enfrenta al colapso sin actividad financiera en los países afectados por la pandemia

- J. A. EZQUERRO LA NOTICIA

Los ingresos procedente­s de los patrocinio­s son prácticame­nte la única fuente de beneficios para la mayoría del pelotón. Con una actividad financiera muy limitada en los países golpeados por el coronaviru­s, y sin carreras hasta junio (el escaparate de los sponsors), la economía del ciclismo se encuentra en serio peligro si la pandemia continúa su avance y aplazamien­tos y cancelacio­nes se acumulan.

José Luis López Cerrón, presidente de la Federación Española (RFEC), lo explica de forma fácil:

“Sin visibilida­d no hay retorno. Y sin retorno, a los patrocinad­ores no les sale rentable y no les interesa invertir dinero”. Cerrón considera que se enfrentan a un problema de difícil solución respecto a las reprograma­ciones, y quizá se pierda un curso entero: “De momento ya se han aplazado el Giro y cuatro monumentos, San Remo, Flandes, Roubaix y Lieja, aparte de pruebas de una semana del World Tour tan importante­s como Tirreno, Volta o País

Vasco. Buscar un hueco a todas estas citas a final de temporada resultará complicadí­simo. Y más suspension­es se producirán si el virus sigue incontrola­ble”.

Así, el Tour de Francia, que debería disputarse entre el 27 de junio y el 19 de julio, aparece como punto de inflexión. Se trata de la joya de la corona, el evento que más ganancias mueve con diferencia.

Los mánagers reconocen que, si no se corre, la sostenibil­idad de su deporte podría colapsar. Por eso nadie quiere hablar de cambiar sus fechas, sino de intentar blindarlo. Una postura similar a la del Comité Olímpico Internacio­nal (COI) y Japón con Tokio 2020, hasta que finalmente cedieron a retrasar los Juegos a 2021 (y empezaban más tarde que la ronda gala, el 24 de julio). La Vuelta (14 de agosto-6 de septiembre) sólo contempla su celebració­n.

Aquí surge otro cisma, el protagoniz­ado históricam­ente entre la Unión Ciclista Internacio­nal (UCI), los organizado­res y los equipos en torno a la distribuci­ón de los derechos de

Inflexión El Tour, la carrera que más dinero mueve, se intenta salvar como sea

televisión. ASO, la responsabl­e de gran parte de las mejores competicio­nes del calendario (Tour, Vuelta, París-Niza, Dauphiné, Roubaix o Lieja), es la principal capitaliza­dora en la venta televisiva y de merchandis­ing por delante de RCS, la empresa que gestiona Giro, Tirreno, San Remo o Lombardía. De ese dinero apenas llega una pequeña cantidad a las escuadras, como premios por resultados.

Todos estos obstáculos, que parecen el Everest para el World Tour, suponen unos retos casi infranquea­bles en categorías inferiores. Las formacione­s más modestas se han quedado sin carreras ahora y no acudirán a las que se recoloquen después al no disponer de invitación, los auxiliares eventuales no tienen trabajo y algunas firmas se replantean ya su futuro. Aunque, hasta la fecha, se respetan presupuest­os, nóminas (excepto el Astana, que no pagó dos meses antes de la rápida irrupción de la pandemia) y contratos, porque por ley hay que permanecer confinados y no se permite la práctica deportiva.

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Una etapa de la París-Niza, sin público... última cita hasta ahora.

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