AS (Valladolid)

“Veremos si funciona el plan y podemos adaptarlo nosotros”

- J.C. MENZEL MÚNICH

Fueron 69 días largos. Quizá los más largos que se recuerden en la Bundesliga. Pero, después de la tormenta, siempre llega la calma. Y si a nivel futbolísti­co se comienza a vislumbrar un rayo de luz, es porque emana de cada uno de los 18 estadios de la máxima competició­n alemana. Vuelve la Bundesliga tras más de dos meses de parón por el coronaviru­s y lo hace hoy sábado, a partir de las 15:30 horas, ante la atenta mirada del mundo entero.

Rummenigge, presidente de la junta directiva del todopodero­so Bayern, cuenta con “miles de millones de telespecta­dores” en todo el planeta. Más allá de las ganas de fútbol, también les une la curiosidad por saber cómo terminará el desafío alemán al virus. Se respira tensión. Y miedo.

Novedad Cada equipo podrá hacer cinco cambios por partido en vez de tres La NFL

¿Saldrá bien? Veremos. ¿Es seguro? No. Lo dicta, precisamen­te, el plan sanitario de 51 folios elaborado por la federación que convenció al Gobierno de Merkel a la hora de dar luz verde a la vuelta de la primera gran competició­n del mundo. No puede ser el objetivo “garantizar el cien por cien de seguridad para todas las partes involucrad­as”, subraya. Resultaría imposible. Igual que se antoja inviable garantizar la superviven­cia de muchos clubes si no se volviese a jugar. Por ello, el retorno de la Bundesliga se seguirá incluso en las oficinas de la NFL, donde las franquicia­s del fútbol americano temen por lo mismo. “Observarem­os si funciona el plan y podríamos adaptarlo a nuestro deporte”, admitió el vicepresid­ente Brian McCarthy. El menú futbolísti­co que depara la vigesimose­xta jornada para el mandamás estadounid­ense es gourmet. Un derbi de la cuenca del Ruhr entre

Dortmund y Schalke para abrir el estómago, la visita del Bayern al Union como plato principal para mañana y, de postre, un Bremen-Leverkusen el lunes. Vuelve Lewandowsk­i, que tiene a tiro la Bota de Oro. También Haaland, el de los nueve goles en ocho partidos que mantiene al Borussia en plena pugna por la ensaladera. Coutinho, de momento, no. Pizarro jugará, cuando salga de la cuarentena, unas semanas antes de colgar las botas, maldito destino, en un Weserstadi­on huérfano y con su Werder peleando contra reloj por la permanenci­a. Werner, Neuer, Havertz, Sancho estarán todos para luchar, a su manera, con un balón blanco contra otro verde e invisible. Es un reto sin precedente­s. Serán 82 partidos en 42 días. Dos test por semana a cada jugador. Se elevó el número de cambios a cinco por partido, pero el riesgo de lesiones sigue ahí después de tan sólo una semana entrenando en equipo.

Justo cuando los ciudadanos alemanes podrán volver a tomarse una buena cerveza en las terrazas, los jugadores deberán permanecer en sus casas u hoteles de concentrac­ión hasta finales de junio. O julio, en caso de que la temporada se prolongue. Y todo salga bien. Porque ya ha habido algún pequeño traspié. Fueron 69 días largos. Los que están por venir, también.

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La Ensaladera espera al campeón de Alemania cuando se disputen las ocho jornadas que faltan de la Bundesliga.

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