Pjanic piensa en el Barcelona y Sarri apuesta por Bentancur
Italia, el pasado 9 de marzo, estaba a punto de arrancar sus peores meses desde la segunda guerra mundial. Aquel día tuvo lugar el Sassuolo-Brescia, último partido de la era pre COVID-19. Los neroverdi ganaron 3-0 y Ciccio Caputo, después del primer tanto, mostró ante las cámaras una hoja que se había preparado. Ponía “todo irá bien, quedaros en casa”. Esas dos frases en las semanas siguientes se habrían convertido en un mantra en los medios, en las redes sociales, en los balcones.
Pero no, no nos fue todo bien. El maldito coronavirus se ha llevado casi 35.000 personas en Italia, destrozó nuestra economía, nos rodeó de miedo e incertidumbres. La tormenta no ha pasado, pero Italia, poco a poco, está intentando volver a levantarse. Y, por fin, los fines de semanas vuelven a tener su rutina: habrá fútbol.
El Gobierno ha empujado para que se empezara con la Coppa y al final lo ha conseguido. Es el escenario ideal para el reinicio: los cuatro equipos con más tifosi se enfrentan y, el próximo miércoles, uno de ellos se hará con el primer trofeo después de la cuarentena. Serán partidos raros, sin público ni prórroga (si hay empate en el 90 minutos se pasará directamente a la tanda de penaltis), pero Juventus-Milan y Nápoles-Inter ilusionan.
Hoy tocará el primer choque: Cristiano volverá a luchar por el único título italiano que hasta ahora se le resistió. A partir de diciembre le estaba mostrando a la Vecchia Signora su mejor cara, con 19 goles realizados en 17 partidos. Uno de esos fue el penalti de la ida. El 1-1 de San Siro le permite a Maurizio Sarri preparar el enfrentamiento con algo más de
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