Un Tour en Burgos
La expectación por el primer evento de nivel del nuevo calendario crece, a la vez que la organización trabaja en los protocolos sanitarios
La Vuelta a Burgos, cita tradicional del calendario español, se ha convertido en este 2020 en una de las pruebas que más expectación genera de cara al regreso de la actividad tras la pandemia. Su categoría, UCI Pro Series, y su ubicación, del 28 de julio al 1 de agosto, la colocan como la primera carrera de alto nivel tras el parón por la crisis sanitaria, y eso hace que el ciclismo tenga sus ojos en la 42ª edición del evento, en cuyo palmarés relucen nombres de la talla de Lejarreta, Delgado, Zulle, Rominger… o más recientes como Valverde, Nairo, Landa o Sosa.
Tanto interés ha repercutido en el nivel deportivo, ya que se espera una participación digna de una grande. De hecho, la selección de equipos es un auténtico quebradero de cabeza, porque hasta 36 se han interesado por presentarse en la línea de salida, de ahí que se haya elevado el número de formaciones de las 18 previstas a 22. El reglamento UCI limita a que sólo puedan acudir 15 de los 19 World Tour. El criterio que se ha seguido parece lógico: dentro de los cupos que permite la UCI, apoyo al ciclismo nacional (estarán el Movistar, los tres Continentales Profesionales y los dos Continentales), la fidelidad de las escuadras en las ediciones en las que no han tenido tantas facilidades para completar el cartel, y las que mejores corredores llevarán.
Una ronda que ha salido adelante por el convencimiento de la Diputación de Burgos, “que ha tenido la visión global de ver que la competición podía suponer una inyección a la hostelería y el turismo en tiempos complicados”, asegura Marcos Moral, veterano director de la carrera. Pero él mejor que nadie sabe los obstáculos a los que se van a enfrentar por culpa del coronavirus, y que exigen a los responsables un esfuerzo mayúsculo, ahora dirigido a adecuar a las normas españolas el protocolo sanitario dictado por la UCI para recibir así el visto bueno del CSD. Preparativos que también incluyen algunas modificaciones en el recorrido aún por anunciar, de las que otras empresas organizadoras estarán pendientes, incluida Unipublic, como test de cara a la Vuelta en sus nuevas fechas (del 20 octubre al 8 de noviembre).
“Estamos trabajando muchísimo para que todo salga bien y poder ser el prototipo en el que se fijen otras pruebas”, cuenta Moral, consciente de que muchos ojos se fijarán en ellos. No en vano, han sido numerosas las cadenas de televisión de todo el mundo que han pedido retransmitir la cita. La Vuelta a Burgos es consciente de que serán de los primeros en enfrentarse a la nueva normalidad, con los riesgos que eso conlleva, pero en caso de que todo salga bien, se convertirán más que nunca en un inmejorable escaparate de la provincia burgalesa.
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