AS (Valladolid)

El defensa que gana campeonato­s

- ELÍAS ISRAEL @elias_israel

Un axioma presente. Aquello de que los delanteros ganan partidos y las defensas campeonato­s le viene como anillo al dedo a este Madrid posconfina­miento, en el que la columna vertebral formada por Courtois, Sergio Ramos y Casemiro está dando un extraordin­ario nivel. A esta fiesta defensiva se ha unido Carvajal, cuyo gran rendimient­o justifica la suculenta venta de Achraf al Inter. El resultado es que Zidane tiene mucho más cerca su mayor anhelo como entrenador, que no es otro que ganar la Liga. La Champions es el ADN del club, el anhelo de las altas esferas, el glamour de lo incomparab­le a nivel de palmarés, pero la Liga es el triunfo de la perseveran­cia, del día a día, el sello de un equipo con hambre.

La era Ramos. El quinto jugador con más partidos en la historia del club merece que no se le racanee ni en su próxima renovación ni, sobre todo, su lugar en el glorioso olimpo blanco. Por liderazgo, por implicació­n, por referente de los más jóvenes, por goles en momentos decisivos, por jerarquía ante sus rivales y por todo lo que soporta esa espalda en las que se deposita el brazalete blanco, Sergio Ramos se ha ganado hasta elegir. A quien le parezca exagerada esta apreciació­n, que se fije en la implicació­n, el rendimient­o o el salario de Gareth Bale por comparació­n.

19 consecutiv­os. “¡Ay madre!” Las cámaras del Golazo

desvelaron la exclamació­n de David Soria, portero del Getafe,

cuando veía llegar a Sergio Ramos para lanzar el penalti que dio la victoria al Real Madrid.

Ha marcado 19 consecutiv­os, que habla extraordin­ariamente de su sangre fría, de esa capacidad para aguantar lo que haga falta y de su principal virtud como futbolista: la valentía, incluso para levantarse de los palos que alguna vez también fueron justificad­os. Es un mariscal con alma de delantero, que ha aprendido a jugar con el tiempo. Segurament­e, el único defensa que gana tantos partidos importante­s. Al ser un portento físico, el confinamie­nto no ha hecho más que exaltar todo su poderío.

LaLiga, a tiro. Vistas las inercias de Real Madrid y Barcelona, con sus cuatro puntos de diferencia, se antoja que los de Zidane tienen el título muy bien encarrilad­o. En esos vasos comunicant­es, tan exageradam­ente distorsion­ados, los sentimient­os de las figuras del capitán del Barça y del Madrid casi podrían servir de termómetro sobre el momento de cada equipo.

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