El once, con Zamora de capitán, sólo incluía un jugador debutante
Cuántos partidos ha jugado la Selección absoluta en sus 100 años de vida? La cifra exacta no debería ofrecer ningún género de duda y tendría que darse por bueno y correcto el guarismo que la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) señala en su palmarés y en sus libros oficiales. Sin embargo, las dudas existen precisamente porque fue el propio organismo federativo el que en 1954, en su anuario oficial, descatalogó un partido que hasta entonces se consideraba de la Selección ‘A’ para convertirlo en uno de categoría ‘B’.
De ahí que muchos historiadores y estadísticos mantengan la teoría de que España ha disputado 703 partidos entre oficiales y amistosos, el último contra Rumanía el 18-11-19 y sin embargo la RFEF considera que son 702 por la rectificación explicada. Incluso hay algunos estudiosos que rebajan otro partido tampoco exento de polémica, el Guinea-España jugado el 16-112013 en Malabo y que la FIFA no contabilizó oficialmente para su ranking clasificatorio por no reunir todos los requisitos: fue arbitrado por un árbitro local y no por uno neutral.
El viaje en el tiempo nos lleva hasta la primavera de 1927, cuando no había comenzado ni el Campeonato Nacional de Liga y los partidos de la Selección, aunque escasos, se llevaban el mayor interés mediático y de los aficionados. Por las razones propias de aquellos tiempos, por falta de organización, recursos, retrasos de última hora e intereses creados, la Federación se encontró con que para el 29 de mayo, su equipo nacional tenía que disputar dos amistosos.
De hecho, los cuatro que jugó ese año se amontonaron en 32 días. El primero fue el 27 de abril contra Suiza (1-0) y los otros tres en ese prolífico mes de las flores, en el que el día 22 se ganó a Francia en Colombes (12) y el día 29 se desarrollaron los dos partidos de la discordia contra Portugal e Italia.
La situación suscitó una controversia que se arrastra todavía 93 años después. Por medio, el iluminado de turno que 27 años después decidió que uno de esos encuentros, el de Portugal, no se podía considerar de la Selección absoluta y que debía desclasificarse del palmarés con el consiguiente zafarrancho. Se tuvo que alterar el orden de los partidos que se reflejaba en los propios anuarios federativos, restar una victoria, dos goles a favor y a los internacionales que defendieron esa tarde madrileña la camiseta roja quitarles el encuentro de su palmarés.
Los peor parados, sin duda, fueron los que perdieron el galardón de internacionales porque ese encuentro había sido el único de su carrera y desaparecieron del ranking oficial en el que estaban contabilizados hasta 1954. Son los casos de seis jugadores: Perelló (Sans), Garrobé (Valencia), Corulla (Barcelona), Gonzalo (Racing de Madrid), Molina (Valencia) y Moraleda (Real Madrid).
El trío técnico de la época con el periodista José María Mateos como máximo responsable facilitó dos listas de convocados distintas para los partidos de Francia e Italia y el de Madrid contra Portugal. Mateos viajó a los dos primeros y Manolo Castro, conocido por sus crónicas firmadas con el apelativo de Hándicap, se responsabilizó del duelo contra Portugal.
En los carteles anunciadores del encuentro de Madrid se le definía como el V España-Portugal y en el palmarés oficial de ambas federaciones se
Italia