De Jong y Mudo habían entrado ya cuando llegó el 0-1
Banega se sacudió la incomodidad inicial de tener encima a Dendoncker para capitanear al Sevilla por enésima vez en su maravilloso final de temporada y colocar en la testa de Ocampos con un centro templado, exquisito, el gol del pase a semifinales ante el Wolves. Lucas cabeceó con ortodoxia, girando el cuello lo suficiente como para darle a la pelota la fuerza y el ángulo necesarios. Era su tanto número 17 y otra gran aportación suya de los últimos días, en una campaña de locura, pues también le dio el pase del 0-2 a En Nesyri ante la Roma. El gol al Wolves estuvo cocinado en la barbacoa: con Banega, el anfitrión del famoso encuentro durante la desescalada, y Ocampos, uno de sus invitados.
También aparecían en aquella polémica foto Luuk de Jong y Franco Vázquez, que precisamente acababan de entrar al campo justo antes del gol para darle al Sevilla otra marcha más. La instantánea, colgada por la esposa de Éver el 23 de mayo en las redes sociales, puso en jaque la estabilidad de la que hasta antes de la pandemia estaba siendo una notable campaña sevillista, con un 4º puesto que había que asegurar y el pase a octavos de la Europa League tras sufrir contra el Cluj rumano.
Aquella barbacoa, desliz reprobable pero que todos los protagonistas reconocieron como inocente, sirve también para explicar el éxito de este Sevilla que carbura sobre el campo porque funciona dentro del vestuario: un grupo unido en las duras y en las maduras que ha sabido convertir la temporada más extraña de la historia en una de las que, pase lo que pase ante el United, serán mejor recordadas por el sevillismo. Los cuatro futbolistas pidieron perdón por reunirse 12 personas horas antes de que en Sevilla se pudiese hacer con 15 y desde aquel día, salvo por el lío institucional que amenaza con montar el expresidente José María del Nido, casi todo han sido vino y rosas sobre el césped. El equipo ganó nueve partidos y empató cuatro; aseguró el 4º puesto con nada menos que 10 puntos de ventaja sobre el Villarreal, y empatado
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con el 3º, el Atlético. Y se ha plantado en semifinales de Europa League con dos ejercicios de gran fútbol, uno más rutilante ante la Roma y otro más paciente contra el Wolves.
Banega se marchará a Arabia Saudí dejando en el sevillismo la esencia de su calidad inmensa; Ocampos, otro de esos milagros de Rey Midas Monchi, sube su valor cada partido que pasa. Mudo tiene muchas papeletas de irse también, le queda un año de contrato en Nervión. Y De Jong, que en Alemania ha dejado su sitio a En Nesyri, sigue siendo una pieza importante para Lopetegui aunque su contribución anotadora (seis tantos en 44 partidos esta campaña) no le vaya a convertir en el ariete ideal de este Sevilla.