AS (Valladolid)

Salvó los muebles de Ferrari tras una avería en el coche de Leclerc

- JESÚS BALSEIRO /

o sabía que era la última vuelta...”. Desfile militar, otro día en la oficina. Hamilton hizo lo de siempre saliendo desde la pole para vencer el GP de España más atípico de la era reciente, con calor húmedo en Barcelona y amenaza de tormenta en el rush final de la carrera. La ventaja de pilotar el Mercedes es que la estrategia ideal funciona, pero las otras también, así que Lewis paró cuando quiso, apretó cuando le dio la gana, gestionó donde consideró y eligió los compuestos que le apetecían para terminar doblando a todos los compañeros de parrilla excepto a los que subieron al podio. Al otro lado del muro, Bottas hizo lo que le mandaron y terminó tercero bajo la bandera a cuadros, por detrás de Verstappen.

Pero al César lo que es del César: Max adelantó al finlandés con una salida de genio y escudero, respectiva­mente. El neerlandés plantó al Red Bull segundo sin ritmo para intentar nada más ambicioso, él mismo tuvo que convencer a sus ingenieros de que esta vez no habría machada. La machada es acabar delante de un Mercedes y mantenerse en la pelea por el Mundial con el otro. Fueron todos a dos paradas con Max llevando la iniciativa, pero los tiempos de Hamilton eran impecables con el blando y el medio. Además no hubo grandes sorpresas, ni coches de seguridad ni degradació­n excesiva. Domingo de procesión, en el argot. Hamilton lanzó el trofeo al aire, no le da miedo que se le rompa: tiene 156 copas de podio. Nadie había logrado tantos en la F1.

La zona media tuvo jungla y por una vez la fortuna de Sainz estuvo a la altura de su talento y su actuación. Conviviero­n tácticas diferentes, Renault intentó sorprender a una parada y McLaren siguió el plan convencion­al, que por momentos nadie entendía. El madrileño salió bien, defendió sus posiciones y optó por el ataque. Blando, blando y medio, y toda la carrera adelantand­o a coches correosos. A Magnussen, Ocon, Vettel, Albon... se volvió a encontrar con el tailandés a 20 vueltas del final, saliendo el Red Bull del pit lane, y le contuvo con una defensa extraordin­aria en las Curvas 3 y 4. Valió el sexto, best of the rest por detrás de Stroll (gran salida, pasó a Bottas) y el sancionado Pérez. Los Racing Point están en otra liga.

Vettel salvó, quién lo diría, los muebles de Ferrari. El alemán tuvo que tomar sus propias decisiones ante la inacción del muro. Preguntó si debía apretar, la respuesta no fue clara y terminó haciendo un sólo pit stop a la desesperad­a. Salía 11º y acabó 7º, así que funcionó. Leclerc abandonó por una avería eléctrica en su motor. Albon fue 8º. Gasly y Norris cerraron los puntos por delante de los Renault, perdidos con la estrategia incorrecta. Con lo fácil que era escoger la buena, o eso pensará Lewis…

Vettel

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